viernes, 16 de enero de 2009

Con la que está cayendo

Como sabrán ustedes, yo no soy de este mundo. Sé que queda un poquito altivo y celestial, pero qué quieren, es lo que hay. Así y todo vivo en sociedad, concretamente en la española y leo en El País que preocupa el uso de la sal para las nevadas por su impacto ecológico. Me imagino que si los españoles fueran saharauis estarían locos por los detritos de las bolas antihumedad y su efecto en el desierto. Nos cae una nevada y media y ya nos ponemos locos por las consecuencias en los acuíferos. Bien es verdad que no hay actualmente muchas cosas de las que preocuparnos, que el mundo navega con viento de popa en días despejados y noches estrelladas. Quizá no debería decir lo de estrellado, puede resultar demasiado anfibológico.

Dada esta calma en este mundo sin penurias, sin guerras ni otras abrasiones a los espíritus y los cuerpos, se plantea el debate sobre el autobús ateo y su contraparte beata. Y es de cierta altura filosófica: un advertido obispo -dícese de aquel experto en metodología y empirismo científico- dice que nadie ha demostrado la inexistencia de Dios. Otro que ha confundido el popper con Popper, la diferencia que hay entre lo humano y lo divino. El Arzobispo de Pamplona dice que "Dios existe y alguien me lo ha dicho". Esta gente siempre tiene un pajarito o una paloma que les hace el trabajo sucio.

Pero hablando de drogas sexuales y de suciedad, me viene a la cabeza el guateque que montaron en la cárcel de Picassent, en la que una stripper se empelotó ante 200 presos, se embadurnó con leche condensada y se magreó con los presidiarios. Por lo visto llegó a meter a uno de los presos un vibrador en la boca. Hasta ahí, lo normal en Instituciones Penitenciarias que busca, a toda costa, la reinserción.

Pero algunas funcionarias abandonaron el lugar por sentirse degradadas. No sé cuál es el punto en el que la degradación comienza. ¿Con el contoneo, al quitarse el sostén, al mostrar el vello púbico? En una cárcel donde corre la droga, la masificación, los ajustes de cuentas, sentirse degradada por ver a una mujer desnuda es otro quefumepa del copón.

Como siempre las explicaciones son lo mejor de las crisis. Que si el reglamento no prohíbe expresamente los espectáculos eróticos, que si la stripper es una chica sencilla, que vivimos en una sociedad machista… quizá haya que incorporar a todos los reglamentos carcelarios del mundo que está prohibido hacer concursos de roscones en el patio o la confección de un petit poi gigante que ponga amor de madre en todos los idiomas; quizá sea mejor que, para divertir a los internos, se traigan a una chica compleja que les hable de la frustración de la libertad, logrando que las funcionarias asciendan moralmente y crean que viven en una sociedad ecuánime.

Y qué van a decir unas pobres funcionarias de prisiones cuando SSS se nos pone felina como si fuera una chica sencilla, se quita medias, se pone tintas y se retrata apoyada en el maletero de una habitación de hotel ¿uso individual? Luego se pone felona y dice que la crisis "La he notado en mi hipoteca, en mi casa, en la calleDe momento la hipoteca le habrá bajado y además seguro que cree que es la mejor oportunidad que tiene para ser ministra. Así que no se queje. Pero cuando se pone confidencial me atormenta. Dice Yo me casé con un hombre que tiene una retranca bárbara”. No sé qué pensarán en Picassent, pero confesar los activos del marido en público y añadirle encima un duplicativo y un calificativo invasor, sí que es humillante. Yo mismo me siento degradado. Y envidioso.

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