sábado, 26 de febrero de 2011

Incertidumbres

Esta semana es de conmemoración por lo que nos pudo haber pasado hace treinta años. Pero no les voy a macerar el cerebro con lo que han podido leer, oír y ver con profusión en todos los medios de comunicación, incluidos aquellos que de mil amores hubieran sostenido y arropado el golpe. Porque a la hora de la verdad únicamente El País entre los periódicos nacionales, avanzó su posición cuando las cosas no estaban claras. Por supuesto hoy, todos se adjudican su inquebrantable defensa de los valores democráticos, pero hace treinta años no se apresuraron, esperaron un ratito corto, como en los partos, a ver por dónde iban los tiros -y nunca mejor dicho- y optar por la Constitución, por el Rey o por seguir en el machito.


Aquello terminó como terminó, nos dejaron con esas mil dudas sobre el papel del monarca, de la trama civil inexplorada y de los servicios de espionaje españoles y americanos. Y alguna paradoja como la de una potencial participación, como poco epistemológica, del posteriormente Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, quizá agresor durante algún tiempo y del que sus otrora camaradas comunistas algo debieran recordar para nuestro solaz.

Si algo relevante tiene el conmemorar aquello, es que nuestros hijos hilvanen un poco la historia y no hagan un ovillo con la transición, la guerra civil, la dictadura de Primo de Rivera favorecida por otro Borbón, la guerra de Cuba y Viriato, pastor lusitano, que la LOGSE la carga el diablo.

Y si no lean lo que cuentan sobre el relevo generacional para animar a Jorge Alarte, secretario general del PSPV, después de que en el entorno de La Moncloa se dijera que no ha sido capaz de marcar ni un gol teniendo todo el campo para él. A los socialistas valencianos, perdón, al aparato de los socialistas valencianos esto no les ha gustado y se quejan del desdén de Ferraz con ellos. Algo que es irrelevante, pues lo que importa es ganar las elecciones a Camps, recién confirmado por Rajoy, y no tanto lo que se diga o se murmure. Lo que pasa es que perderán y eso dificulta la explicación; la hace imposible. Recurrir a la necesidad de caras nuevas, al recambio generacional es bastante triste. Además es bastante tonto el planteamiento, porque el propio Alarte de 37 años fue alcalde de Alaquàs a los 25. Quizá después de 12 años deban también renovarle. Y se trajeron a Felipe González a la presentación de un candidato. ¿Es Felipe renovable?


Pero los sociatas están nerviosos. Normal. La Chacón se postula con cierto criterio y llega Guillermo Fernández Vara y hace lo propio, en versión cenutrio, diciendo que el país está preparado para tener un presidente extremeño, como si los pacenses o cacereños fueran gitanos, negros o mujeres. Brillante.


Claro que esos comentarios son flor de un día. Porque es casi imposible que las cosas reposen en este mundo actual. Nos estábamos enterando de lo de Túnez, cuando en Egipto se invierten las pirámides del poder y antes de que anulemos el crucero por el Nilo, en Libia arrinconan a Gaddafi en Trípoli. De momento una oferta de pague dos y llévese tres dictadores, sólo hasta el 28 de febrero. Pero Gaddafi no es un dictador, es autónomo, autónomo con cuadrilla. Uno de sus hijos dice que su padre colaborará con cualquier opción política que salga y que su hermano Seif al Islam está trabajando en una nueva constitución. Mola eh! No os preocupéis, ahora mismo te mando al chico y os monta una carta magna en un pispás. ¡Menudo es mi chico!


Y no como otros, por ejemplo Tony Blair, al que no le haremos nunca el suficiente deshonor del desastre de mezclar socialismo y liberalismo tras una sonrisa laborista perfecta, pues este chico de la tercera vía dijo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001: El caleidoscopio ha sido sacudido. Las piezas están en proceso de cambio. En breve se asentarán. Antes de que lo hagan, permítannos reorganizar el mundo que nos rodea. Desde entonces llevamos dos guerras de aúpa y nada hace presagiar que estemos reorganizando algo. Más bien al contrario, Bahréin, Yemen, Argelia, Marruecos son algunos de los cristalitos que no paran de moverse reflejando una realidad que se nos escapa, mientras Israel y el lobby judío se alhaja de carne de cementerio al ver pasar las fragatas iraníes por el Canal de Suez. Porque al fin y al cabo, sabemos o creemos saber que los dictadores han sido derrocados, pero ni puñetera idea tenemos de qué va a pasar ahora, no en vano aún no se han cumplido diez años del final de la guerra civil argelina y las heridas siguen abiertas. Ni por un momento crean ustedes que muerto el perro se acabó la rabia.



Las consecuencias pueden ser devastadoras para esta Europa nuestra tan alicorta de miras y acciones, una Europa de ensimismamiento umbilical y carente de liderazgo y visión de conjunto. Una posible falta de suministro de petróleo, de gas, traerá una subida de intereses, movimientos complejos de la bolsa y una inflación desbocada. A diferencia de lo que pasó hace menos de cuarenta años con la guerra árabe israelí, ahora Europa y el mundo están desperezándose de la pesadilla de una crisis terrible y la América actual no es ni de lejos la de aquellos tiempos. Ni en aquellos tiempos tampoco existían los sistemas de comunicación, las redes sociales y la televisión en directo con los que hoy contamos. Para algunos expertos, estamos en un año que aparecerá en los libros como el punto de cambio de una era. Se nos cae el imperio y nosotros con estos pelos.

Estos movimientos árabes sobrevienen a un mundo convaleciente que no tiene muy claro si va hacia la crisis o hacia la lisis, hacia la resolución creativa o hacia la destrucción final. Quizá el concepto revolución sea ya una categoría zombie, o quizá democracia o seguridad o porvenir signifiquen ya otras cosas. Ya no podemos pensar con lo que sabemos, porque los conceptos aprendidos no nos valen para explicar la realidad que pisotea nuestras entendederas. Tiempos complicados estos en los que la coyuntura se hace estructura.



Pero no hace falta que se esfuercen analizando barómetros geoestratégicos o leyendo sesudos tratados sociopolíticos que les alumbren. Esperen al próximo concurso de Eurovisión. Allí estaremos nosotros y nuestros colegas europeos de toda la vida, allí estarán los exsatélites soviéticos, allí estará Israel, país europeo dónde los haya. En cuanto aparezcan los representantes de Egipto, de Libia o de Túnez significará que ya tienen el marchamo de democracia occidental. La diplomacia de la balada versus la estrategia de la balacera. Aznar y Blair lo único que quisieron fue que el Irak de Hussein no se quedara sin participar. Y tuvieron que arrastrarle.