sábado, 13 de junio de 2009

La noche se puso íntima como una pequeña plaza

Por mucho que digáis la elección sexual existe. Cuando en un semáforo cruzan niños de la mano de algún adulto, las niñas me miran a mí y los niños miran la moto. Sé que me llamarán machista y crearán, ingenuas y adscritos, que es por la educación sexista y hablarán de género, el nuevo fetiche, cuando el feminismo de la diferencia se murió en su incomprensión y ya nadie lee a Betty Friedan. Otra desafección en la rive gauche del pensamiento único.

Dicen que sexo oral es que se trasmite de curas a pupilos. Como pasaba hace siglos con el Trivium o el Quadrivium, ahora se les alecciona en otras artes más ovídicas. Entenderán porqué pasa sobre todo en la verde Erín. Yo que pensaba que lo del adjetivo era por los glaucos campos. Pues no, era más lorquiano, verde que te quiero verde de puro verde inmaduro para darle un toque más de Orihuela, más de nana.

Pero no confundamos la poesía y lo chusco de mi comentario con la realidad.
Después de 10 años de trabajo, una comisión de investigación formada en Irlanda para esclarecer los abusos físicos y sexuales sobre miles de niños pobres de solemnidad, hizo público su resultado hace unas semanas. El informe no publica los nombres de los más de 400 religiosos y religiosas y un centenar de seglares acusados por las víctimas. Dicen que renuncian a airear la identidad de los acusados, dicen que muchos de ellos ya han fallecido, y otros están enfermos. ¿Acaso estaban sanos cuando obligaban a un niño a practicarles felaciones, cuando le daban palizas vestidos solo con botas de cuero, cuando miraban mientras un colega sodomizaba a los alumnos? La procesión, perdón, la ley del silencio se impuso a cambio de que las órdenes religiosas implicadas aceptaran colaborar en la investigación. Con lo fácil que hubiera sido decir ante las listas del oprobio: os mentimos. So what?


Llegaron también a otros acuerdos. A la Iglesia católica le ha salido barata la orgía: después de cepillarse a unos 12.500 niños, del cepillo de la iglesia sólo han tenido que sacar un misero 10% de los más de 1.200 millones de euros abonados por la República de Irlanda a los afectados. El Gobierno firmó un pacto en 2002 con la Iglesia considerando que bastaría con 300 millones de euros para indemnizar a todos los hombres y mujeres víctimas de aquellos. Se cree que pudieron ser 25.000 niños. ¿Se dan cuenta qué cifras? ¿Podemos considerar este asunto como una mera manzana podrida o como un colosal Mercamadrid de podredumbre?

Pero en Irlanda ya llueve sobre mojado. Un poco antes de la afición de sus curas a los pantalones cortos y a la ausencia de vello, nos enteramos que habían decidido indemnizar de la misma forma a la víctima terrorista como al terrorista victimario. Dicho de otra forma: si a un hijo de puta le tiembla la mano al percutir el dispositivo y éste se dispara, si a ese mismo hijo de puta se le adelantó el reloj y su bomba le explota en sus mismas narices de hijo de puta, se le compensa con 12.000 libras. Las mismas 12.000 libras que al tipo que pasaba por allí, las mismas que al niño que corrió tras el balón que siempre rueda hacia el peor sitio, las mismas 12.000 libras del terror y padecer pasivos. Es la otra y repugnante forma de igualdad.

Nuestra vicepresidenta dice que la Iglesia tiene todo el derecho a intervenir en la deliberación democrática pero es a los gobiernos a los que corresponde aprobar las leyes. Dice que piensa mantener una posición de respeto en la diferencia y de lealtad en la discrepancia consciente de que comparte con el Vaticano tareas comunes como el respeto a los derechos humanos. ¡Qué harto estoy de estos! Con el Partido Popular que hay y la Izquierda Unida que queda, mira que lo ponen fácil para que les vote in saecula saeculurom, pero nada, no paran de demostrar lo zotes que son.

¿Qué coño es eso de que la Iglesia tiene derecho a intervenir en la deliberación democrática? ¿Cómo nuestra vicepresidenta valida a una de las instituciones menos democráticas para hablar de democracia? Una institución que no paga sus impuestos, que mantiene la segregación de las mujeres, que lanza cada día mensajes antidemocráticos, que impide el progreso investigador, que ataca el más básico de los derechos, el derecho a la propia vida prohibiendo el preservativo: unos dos millones de muertos al año por sida, ya llevamos 25 millones desde 1981.

Ahora quizá se conformen con reprobar al Papa, más música para otro fuego de artificio. No se han dado cuenta que no tienen opinión alguna sobre Europa, que no tienen opinión sobre la corrupción cuando es fraterna, que se han quedado callados porque el enemigo a batir apenas palpita.

Nos vamos ya con una mínima reflexión de las de taco de calendario. Los respectivos secretarios generales regionales del PSOE de las comunidades Valenciana y de Madrid han logrado otra humillación para sus filas en estas elecciones. Alcaldes encartados con fianzas multimillonarias, severas sospechas, casi Supremas, sobre el tesorero aforado Bárcenas, trajes impagados de Camps y Costa, el comejueces Fabra con la enésima investigación de la fiscalía anticorrupción se ponen a secar al sol de la justicia y Gómez y Alarte, ambos a dos, son capaces de hacer que la diferencia de votos pase de enorme a sideral, de considerable a la de Dios es Cristo, por decirlo con decimales. Tomás Gómez y Jorge Alarte se lo han currado. Este último ha logrado que en el pueblo donde es alcalde en el 2004 el resultado fuera de 15 puntos porcentuales a su favor y que ahora en el 2009 el PP le haya superado por 3 puntos. Brillante. Ambos deberían hablar. Los dos han logrado que los feudos del PP sean inexpugnables. Sé que el PSOE olvidó el marxismo hace tiempo, de la poca vergüenza espero que no hayan abjurado todavía, queda la autocrítica o, al menos, la renuncia, la dimisión, poner pies en polvorosa, hacerse cartujo o la explicación necesaria de que todo es una treta para que se confíen. ¡Que no pasa na!

Si es así que nos lo digan, que vivo en un sinvivir.