sábado, 11 de junio de 2011

Plazas

¿Qué hacemos con las plazas? Me refiero claro está a los acampados en la Plaza de Cataluña, en la Puerta del Sol, o frente al Palacio de los Borja. Las delegaciones flotantes de los llamados indignados o movimiento 15M. Cada uno tiene su propia opinión. Esa opinión que sale de nuestros valores, de nuestra ideología, de la información que manejamos, de lo que oímos, vemos y nos cuentan. Podemos estar a favor, podemos estar en contra, incluso estar en esa categoría imprecisa que se mantiene cuando está el jefe delante, no sabe, no contesta, cada vez más frecuente en este mundo de valientes.

Pero eso es lo fácil. No llega al nivel de la opinión acerca de la mejor alineación de la selección española de fútbol, pero casi casi. Porque el problema que les quiero plantear es qué hacemos si fuéramos el ministro de Interior, el Jefe de Policía, el consejero responsable. Ahí no vale la opinión porque quizá ésta vale demasiado, la opinión de estos es acción, instrucción, orden. Cuando usted dice en el bar ante el cafelito humeante yo desalojaría, usando ese pospretérito defensivo mientras explica sus razones, al finalizar el café está listo para dar un sorbo o mojar un bollo. Pero cuando lo dice el delegado del Gobierno, o Felip Puig o aquel que esté al mando, ese condicional cambia a imperativo y antes de que dé el sorbo tiene usted la ceja partida o el costado perjudicado a porrazos.


Es evidente que usted puede decir también, pues yo me abstendría de intervenir, y en ese momento le oye el dueño del bar en el que está desayunando y le dice que cómo se nota que no tiene usted un negocio y no sé cuántas familias que alimentar y que bien se vive con un sueldo asegurado. Que esa gente arruina a los hosteleros. Si encima se entera que es usted funcionario pues le rompe el labio con la bandeja de los bollos. Prácticamente como el chiste.

Dirá usted que se puede intervenir sin brutalidad policial. Y dice bien. Pero la experiencia nos dice que lo normal es que las cosas salgan mal. También podían irse ellos solos. Pero no se van. Hay excepciones, claro. Esta misma semana en Madrid se paró el intento de asentamiento frente Las Cortes. Casi no hubo nada. Una policía profesional con pocas ganas de dar caña y unos manifestantes con cierta conciencia de que ahí en modo alguno se iban a quedar. Uno va siempre con la idea de hacerlo en la primera cita, pero si termina solo al final de la noche, no se da uno a la bebida, siempre puede encontrar diversión con lo que se tenga más a mano.

En Barcelona dieron con ganas, a todas luces sin venir a cuento, y alguno se explayó con aquello de tanto hijodeputa junto y ni una colleja les he podido dar. En Valencia están en ello. No se preocupen, luego piden perdón.

Y es que todo es pedir. En Madrid le piden a Rubalcaba 30 millones de euros por las pérdidas los comerciantes del área de Sol. No explican cómo hacen los cálculos. Como en las manifestaciones que siempre acuden millón o millón y medio.

Se explica todavía peor que los autónomos declaren menos que los pensionistas. Y es que en el conjunto de España, los empleados declaran un promedio de 7.200 euros más que los pequeños empresarios y 7.665 euros más que los microempresarios. Las mayores diferencias entre las rentas declaradas por trabajadores y microempresarios, se aprecia en Madrid (14.128 euros). El estudio muestra que los asalariados y pensionistas de la Comunidad Valenciana declararon el pasado año 16.985 euros de media, lo que supone un 41,4% más que los pequeños y medianos empresarios y los profesionales liberales que tributan en estimación directa. De hecho, estos últimos se reconocieron, curiosamente, como ‘mileuristas’ al declarar unos rendimientos medios de 12.013 euros.

A ver si cuando gobierne Rajoy soluciona esto de los impagos a Hacienda, porque los empleados, incluidos los funcionarios, lo tienen mal para defraudar, así que ese euro de cada cuatro que elude la solidaridad está entre esos señores que se han negado a firmar el acuerdo con los sindicatos, curiosamente tras el descomunal éxito del Partido Popular. No les quiero abrumar pero un 25% de dinero negro es una pasta enorme. Yo también quiero ser optimista, como el último anuncio de Coca Cola.

"Por cada persona corrupta hay 8.000 donando sangre". "Por cada Bolsa que se desploma se hacen 10 versiones de la canción 'What a Wonderful World'". "Por cada muro que se levanta hay 200.000 hogares dispuestos a darte la bienvenida". "Por cada arma que se vende en el mundo, se comparten 10.000 Coca-Colas" Qué lástima que Coca Cola tenga también problemas con Hacienda. La caspa de la vida.