sábado, 23 de octubre de 2010

Nunca pasa nada

Lógicamente esta semana es obligado hablar del tiempo. ¡Qué frío, verdad! Porque no ha pasado nada reseñable salvo el triunfo del Madrid al Milan, el rechazo de medio millón de euros de un tal Fran a una cadena televisiva para hablar de su ex esposa preLOGSE y poco más. Porque el movidón de la gasofa en Francia nos viene bien, que crucen La Junquera o Irún a abastecerse y sanseacabó, tipo servicios sanitarios de Portugal pero esta vez cobrando. Y lo de Obama pues tampoco nada, llama a su esposa Zumosol y se arregla todo con un té y unas pastas, aunque quizá el problema es ese. Pero qué frío hace, ¿no es cierto? Y mucho menos relevante el casi medio millón de puestos públicos que Cameron que se lleva la corriente se va a fumigar en el Reino Unido. Porque vamos a ver, no me dirán que el asunto de los presupuestos les interesa algo. El estatuto de Guerni…caso, eso a quién le importa que dice Alaska, y esos fueros que caen como una lapa histórica sobre el resto de españoles, sembrando de envidia a catalanes históricos e historicistas y aspirantes kosovistas varios. Eso de los presupuestos y las preceptivas concesiones a los nacionalistas son bobadas que sólo valen para que Rajoy cheslón proteste una vez más y se tenga la sensación de oposición pertinaz. Qué biruji, como sigamos así va a nevar. Pero qué quieren, la política nacional no da para más. Así la empresa de refrescos de la fórmula secreta –como si supiéramos cuál es la de la tónica Schweppes o la del Trinarajus, ha organizado un congreso de la felicidad. Qué superhappy. Al mundo entero quiero dar… se me ocurre una guarrada, quizá pueda aspirar a alcalde vallisoletano. Cada día soy más soez y eso que no pronuncio la P.

Y bueno quizá haya sido algo de mención estos remiendos que ha hecho Zapatero que tan mal le parecen a Rajoy que como se dice en castizo no le cabe en el culo ni el bigote de una gamba. Si hombre, lo del cambio de Gobierno.

Bueno pues parece ser Zapatitos, Bambi, el tonto solemne, ha revolucionado la semana siendo más Rossi que nunca, quizá el color, quizá el motorista, chi lo sa?. Se fumiga un ya peso muerto como Teresa Fernández de la Vega y a Moratinos que pasaba por allí. Y degrada a dos ministras sin peso. No está mal el descalabro. Premia a Lady Trini, que por fin va a hacer de lo suyo, patadita en el culo a Leire despejándola del partido para que saque los córneres de la falta de atribuciones ministeriales, unge a Rosa Aguilar para santificar su socialdemocracia con una comunista cristiana ma non troppo y se trae al manifestante Valeriano Gómez a defender la ley contra la que se manifestaba. Un exacto ejemplo de oxímoron mucho mejor que silencio ensordecedor. Pero el plato fuerte es el de Rubalcaba y Jáuregui. Mucho más mediático el primero, pero interesantísimo el segundo y una enorme oportunidad de ver jugar a Messi y a Ronaldo en el mismo equipo.

Por supuesto que lo bonito son las entretelas de todo ello. Explicarle a Moratinos que busque destino, o hacer lo mismo con Elena Espinosa, debe producir cierto resquemor. Decirle a Corredor y a Aído que ganarán algo más pero que su jefa a partir de ahora será Leire Pajín no debió ser fácil, si lo del homo homini lupus es cierto, si el hombre es un lobo para el hombre, imagínense entre féminas. Esto lo digo por aprovecharme de la falta de paridad en el Gobierno. ¿No lo huelen ya? Vuelve el hombre. Aunque cuando uno es inteligente los testículos pasan desapercibidos. El paquete se debe marcar en la cabeza. Y es lo menos que debe hacer la ideología heredera de la ilustración. Sapere aude.

Porque al otro lado del río, en la margen derecha las cosas no siempre son así. A ver si no. Dice León de la Riva, el Alcalde de Valladolid y médico personal, léase ginecólogo, de Ana Botella, la esposísima, que la recién nombrada Leire Pajín "Va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y va a ser la alegría de la huerta", añadiendo: "Cada vez que la veo esa carita y esos morritos pienso lo mismo pero no lo voy a decir" Y Mick Jagger sin saber que los sueños húmedos, por lo del Pisuerga, del señor León simpatizan con el diablo de sus belfos. Ahora nos explicamos esos Sticky Fingers, esos dedos pegajosos con los que te da la mano este munícipe exiliado en el Paseo de Zorrilla que su mente calenturienta seguro confunde con una proveedora personal en lugar del dramaturgo paisano. Pero luego se disculpó. Y eso está bien. Vayan por delante las mías. Menudo cerdo eres señor León.

Dice PPons que cuando él estaba en la facultad, Rubalcaba ya estaba en el Gobierno y ahora, que está su hijo, Rubalcaba sigue en el gobierno representando la renovación cuando significa lo retro. Dejando a un lado la envidia cochina de la sonrisa de España –por Dios que se me va otra vez el ministerio-, habrá que recordarle que bastante antes, Manuel Fraga estaba en los gobiernos del dictador Franco, esos en los que se firmaban penas de muerte, y ahora ese mismo Manuel Fraga es presidente de honor del Partido Popular. Fíjense qué gran honor.

El caso es que después de tanta economía, después de seguir las reglas neoliberales que preconizan que la política no existe, que sólo los mercados importan, después de que los que nos arruinaron, nos hayan pedido dinero para mantener su estatus y sus bonus, y no se cansen de repetirnos cómo debemos hacer para salir del pozo en el que nos metieron, después de tanta atolondrada agencia de calificación jugando con las letras, vuelve por fin la política y esta vez, encima, arropada con inteligencia, con brillantez, con explicación y argumento, con texto y no solo pretexto. Esa bendita política tiene que suponer igualdad, justicia, conciencia moral y solidaria, construcción de un Estado participativo y responsable. La política, además de la brillantez y la diplomacia –sus herramientas esenciales-, debe reconquistar la honestidad y el bien social, hacer digna la vida y encomiable el progreso –sus objetivos obligados-.

Uno escucha a Zapatero y a Rubalcaba y no digamos a Felipe y advierte que con esas manos movidas horizontalmente, con esos encogimientos de hombros, con esa lentitud expositiva, pretendidamente didáctica, no se va a ningún sitio salvo para revolcar una y otra vez a Sarita Rajoy Montiel que fumando espera. Uno recuerda al mesmerizante González o escucha más frecuentemente al brillante Rubalcaba y Zapatero se aleja en ese universo en continua expansión, pero de pronto este monolingüe presidente se mira internamente con esos ojos azules, y de esa zarca introspección se advierte necesitado y tiene el coraje suficiente como para decirle a ese orgullo propio de mandamás hay que hacer algo, quizá era ese el cueste lo que cueste que pronunció hace pocas lunas, y acepta perder protagonismo para dárselo a otro. Justamente lo que le faltó a Aznar cuando escogió a Rajoy, temeroso de la brillantez de Rato que a buen seguro lo eclipsaría, todo antes de que supieran que mentirían tanto y tantas veces y perdieran las elecciones y se oscurecerían todos juntos y a la vez. Zapatero ha demostrado que es más que capaz de pasar del rock&roll al vals, de tentarte el culo en una lambada a rozarte tenuemente los dedos en un rigodón sin pestañear.

Sólo había que mirar las caras de Pío García Escudero, del camarada Arenas y miss Cospedal hablando entre dientes del nuevo gobierno. Ahora temen una entrega de las armas de ETA en la plaza del pueblo, hacen cávalas por el retraso del despertar económico, porque ahora están a punto de bailar el electoral y aciago tango ese de Volver, que dice que quince puntos no es nada, que febril la mirada, con un dulce recuerdo que lloro otra vez.