sábado, 27 de febrero de 2010

Sirviente civil

Una asociación de franceses no fumadores han utilizado una especial campaña contra el tabaco, en la que se ve a un joven, hay versión chico chica, simulando una felación a un señor trajeado. El eslogan dice Fumar es ser esclavo del tabaco. Uno piensa y qué tendrá esto que ver con la felación. Pues Gérard Audurueau, su responsable, nos lo explica: “Pretendíamos demostrar que el tabaco es una sumisión ¿qué mejor ejemplo de sumisión en el imaginario colectivo que una felación obligada?”


Imaginario colectivo ¿Qué adolescencia ha tenido este chico? ¿Fue a un colegio de curas? ¿Eran irlandeses? ¿Qué dice su pareja al respecto? ¿Viste rodilleras?

Y para gustos, los colores, posiblemente Mafalda lo prefiriera a una buena ración de sopa, o Ana de Mecano a ser vista antes de maquillarse o quizá Escarlata O’Hara, siempre mejor que pasar hambre, incluso Aznar lo preferiría a que le dijeran cómo tiene que conducir. Así que una felación sea asociada a sumisión por un francés –perdón por este anfibológico hipérbaton- por considerarla obligada, es una forma de renegar de la patria, ahora que Sarkozy pone en el candelero el orgullo de ser francés.

Pero si este galo tiene una idea peculiar del sexo, fíjense en el jefe de personal de Canal 9. Lo habrán leído. Se llama Vicente Sanz y fue aquel pájaro que dijo que estaba en la política para forrarse. Pero no fue así, le entendimos mal. Dijo que estaba en política para frotarse. Y actuó en consecuencia. En cuanto puede te acompaña a la fotocopiadora y se abre la pretina. Por lo visto tiene un cajón lleno de bragas y gusta en ser llamado tronco central y llama ramitas a las mujeres vejadas. Ellas son adultas, alguna casada y le han remitido fotos de ellas o de su lencería o le mandan SMSs de cuádo se van a dormir. Un par de ellas se han abrazado para él, mientras se masturbaba. Él es un caradura y posiblemente un delincuente, ellas parecen medio idiotas. Mujeres adultas, en Valencia, en el trabajo ¿a qué jugaban? ¿Qué hizo mientras la dirección de la televisión pública si fue alertada? ¿Qué le pasa a este PP que mantiene tipos así en cargos relevantes? ¿No son ya demasiados? El director general de Telemadrid ya fue imputado por acoso sexual y tuvo que dimitir.



Y es que esto de las televisiones públicas es para hacérselo mirar. Ya habrán visto la edificante intervención de un muchacho que cree que canta en un concurso de la televisión estatal para ir a Eurovisión. Si tienen tiempo y les gusta la comunicación no verbal, vean el dominio que la conocida etóloga Igartiburu despliega para controlar al subproducto humano; había que apaciguar a la bestia. ¿Para eso nos han quitado la publicidad? El tipo en cuestión enseña en YouTube a dar botellazos y muestra técnicas de escalo y ya montó el número en otra cadena. Ahora dicen que pondrán más filtros. Su reputación provenía de un foro de coches. Mi imagino que el autorradio es el vínculo promisorio de excelencia entre ambos mundos.

Pero Oliart, el nuevo presidente de RTVE, nos explica que tiene que contratar servicios fuera porque su plantilla es poco flexible. A lo mejor prejubilaron a todos los que hacían Pilates. Los sindicatos la montan pidiendo producción propia. Alguno no dice la verdad, pero en cualquier caso, ya es hora que la gente que cobra del Estado, ya sea a través de empresas públicas, ya sea vía administraciones acomode su lomo a las necesidades operativas del servicio. En particular debería empezar el debate sobre la función pública, una especial y nueva clase social.

Si hace treinta años, el arquetipo de funcionario era el de un tipo gris, escasamente pagado, poco trabajador y de mentalidad chusquera, de nulo riesgo y menor compromiso, ahora sus salarios han ascendido a niveles de muchas empresas privadas, cuando no los han superado –un caso evidente es la escuela-, siguen disfrutando de horarios privilegiados, de nulo riesgo de cierre empresarial y no le afectan los despidos caprichosos, EREs ni otros devaneos de intranquilidad laboral. Pueden gozar de excedencias, de comisiones de servicio, eligen su seguro privado a costa del contribuyente, obtienen descuentos en la escolaridad de sus hijos. Su absentismo tiene muy diferentes consecuencias y su crédito en una institución financiera es absoluto.

En algún momento se tendrá que plantear que los servidores públicos tengan una situación similar a la del resto de trabajadores, no se pueden proteger siempre tras el vaivén político para justificar su inamovibilidad; y no piensen sólo en el chupatintas detrás de la ventanilla, háganlo también con el catedrático, el juez, el abogado del Estado, el secretario de juzgado, el inspector de Hacienda que una vez ganada la plaza empiezan a mirar hacia otro lado o a mirar al lugar que más beneficios les pueda dar. En concreto los abogados del Estado y los inspectores fiscales pueden duplicar o triplicar su sueldo en las empresas privadas sin correr ningún riesgo porque su plaza siempre la tendrán. Si se van me parece perfecto, pero no exijan volver.

Aprobar una Oposición tiene su intríngulis y debe suponer cierta protección, pero no impunidad. No es menos diestro el médico que trabaja únicamente en la privada o el abogado matrimonialista. No tiene sentido que quien vive de un trabajo pagado con los impuestos de los demás, no comparta la zozobra y la precaución de los administrados. Al menos que intenten merecerlo cada día. Porque no parece razonable que, como los diamantes, una plaza sea para siempre. Ni siquiera para Mercé Rodoreda.