sábado, 4 de abril de 2009

Sigilo

Ya lo habrán oído ustedes. Celia Villalobos, vicepresidenta de la Cámara de Diputados llamó ladrón e indigno a un diputado socialista, Miguel Ángel Heredia. "Ladrones, vosotros. Ladrón, tú, en Alcaucín, donde gobiernas" fue lo que en un momento de la bronca lanzó al hemiciclo. Así quedó recogido en el Acta de Sesiones. Por lo visto el diputado había sugerido que el actual alcalde de Málaga había utilizado espuriamente 5000 euros en una valla para atacar al Gobierno de Zapatero y que, aunque eso representa muy poco para cada malagueño, "Quien tiene impunidad para robarte un solo céntimo la tiene para robarte hasta el último céntimo". Al día siguiente Jáuregui pidió que se retirara por ofensivo y Bono aceptó suprimir por un lado los insultos de Villalobos y por otro los reproches hacia el alcalde de Málaga (PP) que previamente había expresado desde su escaño el diputado Miguel Ángel Heredia (PSOE), y ello pese a estar convencido de que "la intencionalidad o juicio" de las pronunciadas por el socialista era diferente.

Ya conocen ustedes la frase "luz y taquígrafos". Se la atribuyen a Antonio Maura aunque pueda formar parte del saber popular desde siempre y viene a reclamar transparencia en la cosa pública, así como constancia.

Ya hemos visto que no es así. Llega el presidente de la Cámara y en aras del buenismo que nos preside, se suprime y pelillos a la mar. Lo lógico sería exigir una rectificación y dar cuenta en el mismo lugar de la enmienda, pero no, se tacha y se acabó.

Y si los taquígrafos ponen tippex a las salidas de pata de banco de sus señorías, la Cámara en su conjunto vela la luz y se pronuncia sotto voce sobre los otros empleos de sus miembros.

Recordarán que el dictamen de la Comisión del Estatuto de los Diputados fue secreto. La sesión plenaria también fue a puerta cerrada y la votación igualmente secreta. Como en este país los secretos de sumario son titular de la prensa, el dictamen se filtró pero sólo los portavoces de los grupos parlamentarios deberían haber tenido acceso. Maravilloso. No solo piensan que los electores, los ciudadanos somos idiotas y que no estamos preparados para el conocimiento no bíblico, es que creen que hasta los propios representantes de los españoles no están del todo capacitados para saber que apenas un tercio de los diputados de la Cámara lo hacen en régimen de dedicación exclusiva.

Y yo me alegro de que no quieran ofrecerme tanta vergüenza. En algún otro sitio he propuesto la subida de los sueldos de los gobernantes y de nuestros representantes. Quiero que mis intereses estén defendidos por tipos por encima de la media, quiero que me dediquen su tiempo y no tengan que estar buscando por el barrio las manzanas más baratas. Una cosa es dar alguna clase en la Universidad, participar en tertulias, escribir artículos o pronunciar conferencias, pero de ahí a que representen a Shakira, a presidir una petrolera o a formar parte de consejos de administración de entidades financieras va un abismo. Y no es solo el dinero. Hay uno que tiene una pensión por invalidez permanente y absoluta pero es además alcalde de Don Benito. ¡Dios bendito! Me repito sin cesar si ese hombre no fuera inválido.

El que me presta la voz, y al que le ruego haga oídos sordos, obtuvo una beca de formación de personal investigador allá cuando el bisonte de Altamira olía a pintura. Hoy en día quien pretende ser investigador pide una ayuda, contrato en prácticas, que sólo se concede, como entonces, a un escasísimo número de entre los mejores currículos por tres años y con un sueldo de 1.100 euros, por aquel entonces 60.000 pesetas.

Actualmente si durante ese período el becario se casa, le conceden por error una hipoteca, considera que un hijo sería una buena idea y decide esforzarse aún más presentándose a una oposición de profesor de secundaria y pasando a trabajar como profesor interino a tiempo parcial por 900 euros, el Ministerio de Administraciones Públicas declarará ambas actividades como incompatibles a pesar de tener los informes favorables tanto del director del centro educativo, del proyecto de investigación y del propio Ministerio de Ciencia e Innovación como de ello informó El País hace nada. Espléndido.

Ahora el PSOE e IU quieren reformar el Reglamento para aumentar el control y evitar los fraudes. ¿Y si no se hubiera filtrado a la prensa? ¿Cómo toleran que se les secuestre esa información durante décadas? Mis queridas señorías ¿nos releemos el Lazarillo de Tormes?

martes, 31 de marzo de 2009

El baile de Morla Lynch

Un amigo de infancia del pelma es un talentoso compositor musical. Es profesor en Juilliard y vive lógicamente en Nueva York mirando, desde la distancia, la puntilla de la política española sobre los decadentes reposabrazos del sofá de nuestras vidas, o quizás la espuma que deja el mar, tras lavar el vómito diario. Después de una magnífica ópera -la soledad del individuo y la incomunicación en tiempos de redes sociales- de inciertos resultados en esta España nuestra, y algún episodio de plagio pasivo que una Diputación amparó, retoma la actividad creativa con una obra sobre la Guerra Civil española, El Baile, basándose en los Diarios de Morla Lynch que se publicaron bajo el título España sufre. Diarios de Guerra en el Madrid republicano.

Morla Lynch es el diplomático chileno al que Lorca dedica Un poeta en Nueva York y que, supuestamente, negó asilo en la Embajada a Miguel Hernández. Albergó en su casa, por aquellos años de revuelta, una de las mayores colecciones de genio artístico posibles al calor de unas infusiones de hierbas: Salinas, Guillén, Neruda, D’Ors, Huidobro, Mistral, Cernuda, Alberti se sirven el té en su domicilio, trasnochan y aman bajo el ruido de la hojarasca de los prolegómenos de la Guerra Civil.

Así lo ve el amigo del pelma, que lo compara con la danza que baila Eva Braun entre el ruido de las bombas, como si viviera un sueño sin responsabilizarse de la pesadilla que todos los demás –con suerte- vivieron. Y lo percibe mal, creo, porque entiende que hubo dos bandos antagonistas y una guerra inevitable, lo entiende como una lucha entre fanatismos, al estilo revisionista de la última historia escrita para justificar tantos años de dictadura. No mencionan la voluntad popular expresada en febrero del 36, ni los tejemanejes de la derecha republicana o de la Iglesia, nada dicen de los ensayos golpistas de pocos años antes, ni de las sangrientas represiones en Asturias, o si lo hacen, es para justificar la sublevación militar que tanto ayudó a algunos y quitó la vida a otros. Cambian la historia para minorar la ayuda fascista y nazi o para llamar neutralidad a la vergonzante no colaboración inglesa o francesa y hablan de ambos lados justificando al faccioso y quitándole legitimidad al republicano, como si la lucha entre ladrón y robado, entre asesino y víctima fuera equiparable y una línea de tiza los hiciera moralmente equidistantes.

El músico amigo de mis señorito es fruto de un socialista cultivado y de una niña bien de la época, lo que no convierte al primero en un desheredado ni a la segunda en una zopenca, más bien todo lo contrario, son formas de hablar y de que me entiendan. De este cruce, el compositor saca, entre otras cosas, su capacidad para pisar gruesas alfombras entre risas, adorar los gintonics y evitar levantar el meñique mientras sorbe una taza de café o pellizca una tostada con mantequilla. Qué duda cabe que también el genio y el esfuerzo por sobreponerse a la grisura franquista y al provincianismo de la transición emigrando a los States, sirviendo, prácticamente a la vez, como camarero y como profesor de español de algún Premio Nobel escasamente pacífico. Pero también se quedó sin el sentimiento trágico de la vida, cambió rencor por frivolidad con lo benéfico que tiene para el cutis, y con el trueque dejó atrás cierta conciencia y bastante memoria. O quizá no, y el escaparatismo del texto con el que anuncia la obra es un sincero afán de emulación hacia Carlos Morla Lynch, no tanto en lo personal como de la época y de las amistades que cultivó. Quizá por eso atribuye todos los males a anarquistas y comunistas y establece con cierta gratuidad su comportamiento como asesinatos conjuntos por toda la ciudad de curas, aristócratas y miembros de la alta burguesía que se refugiaron en la embajada en la que Morla servía. Su madre y su familia se refugiaron allí y allí fue donde nuestro músico construye y recrea un mundo escapista ante el desastre que se iba construyendo al otro lado de las balconadas, como si los perímetros de la delegación extranjera separaran el Ancien Régime de la misma revolución. Los monos milicianos distanciados por apenas unos metros de los ropajes de etiqueta. El gran baile de las balas.

Bajo la pretensión de explorar las reacciones ante las circunstancias extremas en aquellos años se traslada al estudio del fanatismo al mundo actual, considerando que se aleja de de lo político y estratégico y se acerca más a lo cultural y psicológico. Discrepo también, aunque hace falta más espacio para exponerlo. Ahora mismo están construyendo tapias para limitar las favelas, ¿por qué no cercaron antes Wall Street?

Al final está esa consideración de clase que tenía Lorca y Cernuda, de caracolillo sevillano, contra el poeta pastor Hernández. Up & down. Los upper classes contra el lumpen. Dos consideraciones del mundo que nuestro amigo opone e ilustra con el baile de Eva Braun ante las bombas enemigas, asimilándolas al más patrio sufrimiento burgués tras la turba revolucionaria que sólo cedía ante una buena dosis de rigodón. Creo que la pretendida excusa está mechada de oprobio por su falta de solidaridad, por ignorar la realidad circundante, por sostener la caspa y guarecerse tras los crucifijos. Allá ellos. Creo más bien que aquellas mujeres ¿y los hombres?, en Berlín y en Madrid, buscaron cobijo bajo lo que tenían: la construcción de un mundo irreal, inexistente, sectario y falaz. No pueden acusar a los anarquistas y los comunistas de otra cosa que despertarles de esa siesta historicista.

El pelma me abroncará por escribir esto, pero no veo esa dicotomía que presenta su amigo como la lucha entre Hitler y Stalin, en la que resulta tan fácil situarse entre ellos y acusarles de maldad profunda, la veo más bien como las fuerzas reaccionarias al progreso, la Iglesia en cualquiera de sus formas, los belicosos, el poder omnímodo de los poderosos, contra los desamparados de cualquier derecho, los desfavorecidos durante generaciones. Y por eso les gusta llevar el debate a los horrores de la guerra, para decir que ambos bandos cometieron fechorías bajo el manto del espanto irrefrenable. Y mencionan los desórdenes de antes para redimirse con un algo se tenía que hacer. Y nada dicen de los años que vinieron después, cuando estalló la paz y empezaron las purgas, los fusilamientos, las encarcelaciones, el exilio. Los que callaron durante tantos años están contando ahora la historia, justo cuando tienen los pies cansados de tanto bailar. Es lógico, jamás dejaron de hacerlo.