sábado, 23 de mayo de 2009

Quita tus sucias manos de las deducciones

Posiblemente todos nosotros, los afortunados (¿?) propietarios de una casa adquirida mediante hipoteca, hemos tenido el placer de quitar de la cuota unos cuantos cientos de euros de desgravación por vivienda. A todos nos parecía bien, magnífico incluso, ya fuera porque nos devolvieran más o por tener que pagar menos.Y ahora viene Zapatero y nos quiere quitar la deducción. ¿Este Zapatero se ha vuelto loco? Si yo fuera del PP, a Dios gracias me estoy quitando, si yo fuera del Partido Popular de Aguirre y Camps repito, me preguntaría por qué a este hombre que miente tanto, solo le creen, únicamente le conceden certeza, cuando dice cosas teóricamente atroces. Y digo teóricamente malas porque en realidad le quiere quitar la bendita deducción a los que compren después del 2011, para los actuales nada cambia, y de hecho se la quitarán a los que ganen más de 24.000 euros, que son un tercio de los contribuyentes, de forma que ni siquiera se ven afectados todos.


Como hipótesis de trabajo vamos a pensar que Zapatero no se pincha, ni bebe, y que lo que plantea tiene algún sentido. Sé que es difícil siendo del PP, pero vamos a verlo con cuidado.

La desgravación fiscal ha dejado hace tiempo de convertirse en una ayuda. Aunque tengas la pasta cualquier asesor fiscal te dirá que utilices una hipoteca para comprar tu casa. Como no es un impuesto sobre base imponible, sino sobre cuota, es independiente del nivel de renta. Si estás casado y haces la declaración individual el descuento máximo puede rondar los 3500 euros. Y puedes desgravar un quinto sin ascensor o un casoplón con quince baños.

Si en un inicio se pensó para ayudar a la adquisición de la primera vivienda para el segmento de población menos afortunado, en la actualidad es un sistema casi universal que pierde el modelo de subvención o de apoyo que pretendía; es simple guita que te espera al otro lado de la calle.Rodrigo Rato cuando era director gerente del FMI y dejó de hacer política casera, recomendó al Gobierno que redujeran los incentivos fiscales para la compra de vivienda. Él propio Rato reconocía que no iba a discutir consigo mismo por lo que mantuvo como ministro en otro tiempo y lo que posteriormente dijo como gerente del FMI. Pero eso de quitar las deducciones ya lo pensó Borrell diez años antes. Por lo visto si sabes algo de economía y miras los números es de cajón de madera de pino que debes suprimirlas.

El Círculo de Empresarios abogaba hace unos años por eliminar la intervención artificial en la oferta y la demanda, fomentando la VPO de alquiler. Para ellos, la política de desgravación fomenta intensamente la demanda y con ella la subida de los precios. Es una forma de falsear el mercado.Un estudio del Colegio de Economistas calcula que la deducción por vivienda aumenta el precio de los pisos en más de un 8% de media. No les voy a aburrir con cifras, pero se sabe que lo que una familia está dispuesta a pagar, viene determinado por el máximo nivel de endeudamiento al que puede hacer frente. Para los menos atentos: si puedes pagar 1000 euros de hipoteca mensuales buscarás la casa que valga ese monto total que te puedes permitir. No objeten que no todo el mundo quiere un palacio, el piso que albergue a la familia a una distancia decente del lugar de trabajo es más de lo que uno puede pagar, los mínimos de satisfacción vital son tan caros, que buscamos acercarnos lo más posible, saturando nuestra capacidad de endeudamiento. La deducción resulta en una transferencia anual del Estado a constructores y promotores de más de 3000 millones de euros. Una pasta. Lo confirman la OCDE y el Banco de España. Los constructores y promotores repercuten en los precios el beneficio fiscal de los compradores, recordándoselo al hacer la venta.

Más cosas. Hoy en día se conceden pocos préstamos. Y los que se firman son a largo plazo dado el coste de las casas. Pero si una familia fuera capaz de pagar su crédito -el medio para una familia española es de poco más de 100.000 euros- en diez años, las deducciones costearían el 130% de los intereses. Para los de letras, esa familia obtendría más dinero por la deducción del que tendría que pagar de intereses. Y esto es más cierto y más elevado el porcentaje, cuanto más bajo sea el tipo de interés.


Dicho esto, es claro que la medida de Zapatero es para animar el gasto en vivienda ante de la amenaza de quedarse sin deducciones a partir de 2011. Zapatero es como la gitana gritando que solo le quedan dos ramos también llamado estímulo de la demanda en su versión no étnica.

Como ustedes saben, ya no se construye nada y queda un parque de viviendas enorme por vender de la época en que todos necesitábamos tres pisos, en un escenario en el que los bancos empiezan a deshacerse de los inmuebles con descuentos del 30% y algunas promotoras te regalan un apartamento en la playa si compras otro en una singular operación 2x1.

La casi nula financiación ajusta más aún la demanda y el mercado empezará a actuar sin facilitadores o inhibidores. Los expertos de derechas a los que Rajoy escucha, le piden a Zapatero que liberalice el suelo, lo que es axiomáticamente imposible en un país que no esté surcado por lianas y tirolinas, al igual que las medidas para abaratarlo, que nunca han logrado nada, por el mismo efecto de llegar hasta el máximo punto de endeudamiento. Déjenme que me ponga intenso citando a un amigo del pelma: el suelo no es escaso pero es limitado y ese cariz de monopolio de facto, choca contra la consideración del suelo de soporte de dos derechos fundamentales, el derecho a la vivienda y al trabajo. Bonito oxímoron el suelo contra el fundamento, que se hace carne cuando uno aprende que es el capital y la empresa quien proyecta la ciudad, no a medida del ciudadano social sino a medida del ciudadano consumo.

Son momentos complicados para los pronósticos. La bajada de los precios era impensable incluso para sesudos estudiosos, pero esos precios se han saltado todos los límites y las más arriesgadas previsiones. De continuar el ritmo iniciado, habrá que valorar si es mejor esperar al 2011 aunque se pierda la desgravación, siempre y cuando los bancos no pujen a la baja, en busca de liquidez, para deshacerse de todos los activos tóxicos que están acumulando, lo que llevaría a un ajuste prematuro y una buena opción de adquirir vivienda. Pero esa bajada de precios va contra los balances de los bancos y las cajas que de aceptar en libros el auténtico valor pueden entrar en quiebra.

Otro punto que merece la pena considerar es la cultura de propiedad a la que nos han empujado y el efecto devastador sobre el mercado de alquiler que ha tenido la alegre concesión de créditos por la totalidad del importe del piso o incluso algo más para cambiar el coche. Por el importe de un alquiler hazte propietario, era el reclamo, de hecho mucha gente pagaba el coste del piso recién adquirido con las cuotas de su inquilino y la desgravación fiscal haciendo la operación neutra en términos de desembolso. Si sumamos la inseguridad jurídica para el arrendador y la ausencia de problemas que este mismo tenía por mantener las viviendas vacías, el mercado de alquiler deviene prácticamente nulo e inexistente para los jóvenes que quieran emanciparse.

Las mismas políticas públicas de entrega de viviendas, de sorteos, etc. que lejos de garantizar un reparto ante los pobres de solemnidad, ha propiaciado áreas de especulación convirtiendo a los receptores de pisos de protección social en especuladores o rentistas y de corrupción para familiares de concejales a los que siempre les tocaba el pisito por el arte de insaculación que rima con sodomía para el resto.

Esa fiebre propietaria dificulta la movilidad laboral, uno ya no tiene su hogar donde deja el sombrero, sino en la ciudad donde le giran las letras del piso cada mes, lo que origina problemas de mucha envergadura para el tejido empresarial del país. La liberalización del suelo de 1998 fue terrible para el incremento de los precios. Los jóvenes veían cada vez más lejos hacerse con un piso que el sentido común cultural y patrio demandaba y los padres creían que eran cada vez más ricos. Pues mi casa vale ahora… Necios. Una plusvalía que solo se haría efectiva si se fueran a vivir bajo un puente y que servía de coartada a unos hijos treintañeros que seguían jugando a la Play con canas y barriga para quedarse en casa un año más. No me extraña que le digan a Zapatero que quite sus sucias manos de las deducciones.