sábado, 24 de abril de 2010

Velociraptores

Vaya follón con el dichoso velo y la religiosa niña de Pozuelo. He decidido que voy a hablar en pareado de vez en cuando, para poner algo de poesía en esta existencia mediocre. Ya lo habrán oído. Una adolescente de un colegio de las afueras de Madrid, del municipio más rico de España, ha decidido ponerse el hiyab en el aula. Como según el reglamento no era posible, recibía clase desde la sala de visitas hasta que el consejo escolar, por abrumadora mayoría, dijo que no se cambiaba el reglamento y le han dado la opción de quitarse el velo en clase o irse a otro colegio más complaciente. Que esto pase en Pozuelo, cuyo traje regional es el chándal de firma es para hacérselo mirar.


Mientras eso estaba sucediendo el PP dice una cosa, el PSOE otra, también diferentes ministerios, la Comunidad de Madrid y, por supuesto, todos los medios sin excepción. De hecho seguro que usted tiene su propia opinión. Es lo que pasa cuando la norma no existe y las posiciones no son claras. No hay una postura feminista, por ejemplo, la hay occidental e islámica y dentro de ellas, la hay americana y europea, senegalesa o pakistaní. Así que hay que tirar de segundo o tercer apellido, como un vasco de toda la vida, para saber a qué atenernos.

Yo tuve la suerte, o la desgracia, que para esto también hay interpretaciones, de no llevar jamás uniforme, salvo el obligado caqui y ya era mocito por aquel entonces. No tuve por tanto, mucho conocimiento de normas y reglamentos sobre el particular, pero muchos de ustedes sabrán que se limitan los largos de las faldas, que las más despiertas se aprestan a encoger por el procedimiento del gurruño o papiro de la cinturilla, o se especifica el tipo de calzado, la pintura facial, los piercings o cualesquiera otros aditamentos como la camiseta del Barça o la del Madrid. Seguro que va contra la libertad individual, pero nos ahorra que en clase de filosofía, se conciten faldas hawaianas con chanclas, anillos nasales y kabukis varios. Quizá, con este descontrol indumentario, ganara la interculturalidad y seguro que también el despiste de los alumnos, pero, qué quieren, cuando se está setas, a setas y cuando se está a Rolex, pues a Rolex.

Al alumno que le has dicho hace cuatro semanas que se quite la gorra, ve como gorra no pero yihab sí. Y no sé cómo se lo explicarán. Sí, hombre, el velo es una expresión religiosa y lo de la gorra… pues…

O sea que la laicidad de este Estado es otorgar a la religión un estatus de supramoralidad por encima de cualesquiera otras consideraciones. Y yo me pregunto cuál es mi derecho análogo, dónde queda la no religión, el ateísmo, el agnosticismo, los laicos por hacer un saco gordo y revuelto, para reivindicar la no alternativa. A los que son como yo no nos regalan suelo para hacer edificios que alberguen los rezos, ni nos hacen aportaciones de los impuestos para seguir funcionando, ni tenemos nuestras propias celebraciones, ni nos bloquean calles para que paseemos nuestras cuitas. La laicidad no puede ser solamente, en modo alguno, el reglamento del juego de las religiones, porque nos deja sin espacio de argumentación, de análisis, a los demás.



Dice Gabilondo, el ministro, que debe prevalecer el derecho a la educación de la muchacha. ¿Prevalecer sobre qué? ¿Sobre la vida? ¿Sobre el razonamiento? ¿Sobre todos los demás? Se debe contestar a sí mismo con esto es lo que hay, que dice esta juventud neo-retrógrada para dejar de pensar. Poco crédito para un catedrático de metafísica que ya tiene todas las respuestas.

Aguirre, la presidenta, dice que no le gusta que lleven el velo y que se atiene a los reglamentos de cada colegio. Sobre esto hay algo que decir. ¿Es razonable que cada colegio público tenga su propio reglamento en asuntos como éste? Asuntos que tienen que ver con aspectos morales, políticos, religiosos pueden ser diferentes según el consejo escolar sea más ácrata, más facha o más rojeras. ¿Debería poder decidir un municipio de Navarra sobre la oración matinal en un colegio público o aplicar la sexpol unos adoradores de Wilheim Reich en Ibiza?

La directora del Instituto de Estudios de la Mujer pide respeto a la manera de que las musulmanas se sientan mejor, ya sea por pudor o fe religiosa. ¡Cómo mola! Todo el Estado buscando la felicidad entre huríes satisfechas y yo aquí mordiéndome las uñas.
Hace nada nuestros dirigentes y opinantes varios se felicitaban porque en España había pocos problemas en relación a la vestimenta. Si no querías caldo dos tazas. Qué prevean otros. Francia excluyó los signos ostensibles, sin decir muy bien qué significa eso. La banderita de España en los relojes hace treinta años significaba algo más que ser español. De hecho hay un revival de ese etiquetado exhibicionista, en los retrovisores, en pulseras o en collares de perro. Hay una forma de vestir que nos invita a pensar la adscripción social y política del portaestandarte. Las mechas, el Louis Vuitton y el 4x4 hablan antes de que la voz lo afirme, igual que las rastas, los calcetines de colores y varias capas de camisetas lo hacen antes de ver la ceja anillada.

¿Qué es, por tanto, ostensible? ¿Cabe, pues, controlar la vestimenta para unos casos y no para otros? ¿Qué se hace cuando esos niños vayan a la piscina? ¿Aceptamos el burkini e ir en pelota picada de forma simultánea? Fulanita, ponte la doble enagua; tú, Miguelín, desnúdate de una vez que ya me lo tienen dicho tus padres que luego se te nota la marca. Éstas podrían ser las admoniciones interculturales de los próximos tiempos.

El velo no deja de ser una cuña religiosa en el espacio común de convivencia y hacerlo en la escuela es conceder una prevalencia que otros intereses no tienen. El velo es también un orgullo identitario y a la vez un elemento protector, un espray de aceptación contra fundamentalistas, pero a la vez una muestra de sumisión y desigualdad, lo que contextualmente deviene también en atributo de atracción para los varones. El velo es demasiadas cosas.

En la sura La Luz se pide “Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos, a los niños que no saben aún de las partes femeninas. Que no batan ellas con sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volvéos todos a Alá, creyentes! Quizás, así, prosperéis”

En la sura Al-baqara se indica “La menstruación es un mal (es un estado de impureza) ¡Manteneos pues aparte de las mujeres durante la menstruación y no os acerquéis a ellas hasta que se hayan purificado!”

Con estas líneas de más arriba se tejen los velos que luego visten las adolescentes concienciadas.


La religión como los procesos digestivos debería ser un asunto privado, uno puede compartirlo de principio a fin, pero lo suyo es que quede para cada cual. Pueden ser muy ilustrativos los debates sobre Ronaldo y Messi o sobre Guardiola y Mourinho siempre y cuando a uno le interese el futbol, si no es así, la irrupción de ese debate en la vida normal de la gente está absolutamente fuera de sitio. Igualmente sobre las papillas de los niños cuando no se tienen hijos o los fondos de inversión cuando no se tiene dinero.

Termino. Hace apenas dos semanas una opositora al cuerpo de maestros de educación primaria logró, después de tres años, que se le permitiera realizar la oposición después de la puesta de sol. Maragall le permitió examinarse en solitario 8 horas más tarde que el resto. Y ello debido a que la opositora es miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que recomienda no hacer nada los sábados. Si aprueba será maestra de educación primaria. Quizá por ser funcionaria se la impida llevar velo. Pero dada su militancia y perseverancia fundamentalista ¿qué enseñará a los niños a su cargo? Esa chica que pidió el cambio de hora en el examen sigue una religión que está convencida de una segunda venida de Jesucristo, que cree a pies juntillas en que todo ya está escrito y atribuyen a los sábados un papel fundamental. Tienen ideas propias sobre el estado de los muertos y sobre la alimentación. Los adventistas parten de aquellos milleristas que iban cambiando la fecha de la segunda venida de Jesús una y otra vez, porque no había forma de que llegara a la cita, demostrando así que Jesús es un malqueda, lo que se conoce en teología como la Gran Decepción. ¿Quiero que le hablen a mi hijo de esas cosas? ¿Y si mi transfusor es Testigo de Jehova? ¿Puedo fiarme?

La prueba del examen para el resto empezó a las 11:45, mientras ella era confinada hasta las 20:40 en una sala vigilada por el Tribunal para evitar el contacto con informantes externos. ¡Toma horas extras!

Quizá no haya que preocuparse demasiado, porque no sé si la aprobarán. La aspirante manifestó: Estoy muy feliz por ser adventista y muy tranquila porque sé que Dios está conmigo y eso quizá se considere una forma, sublime, eso sí, de comunicación con el Exterior.