viernes, 19 de diciembre de 2008

Centeno o la vieja molienda

Roberto Centeno es un catedrático de Minas. Uno piensa que es un experto en lápices porque le gusta escribir, al seguir leyendo se da cuenta de que lo que le gusta es excavar con la pretensión de encontrar algo. Y sin duda uno deduce que eso de minas nada tiene que ver con mujeres, porque este tipo tiene pinta de aburrido. A esas minas las están sacando a bailar los torturadores absueltos en Argentina que seguirán pisándolas los pies porque les será imposible dejar de infligir daño. De estos indignos guardianes vuelvo al Centeno que escribe hoy apocalípticamente sobre la economía en El Mundo. Where else? Realmente lo que quiere es meterse con Zapatero y con las autonomías. Pero como está en la cátedra de Economía se esconde detrás de los números. Es la suerte de los tramposos que siempre disponen de algún número que justifique su tesis. Existen otros guarismos para los tramposos de la otra orilla, no crean, pero casi ninguno utiliza todos los números para dar una visión desideologizada de lo que pasa. Luego está Rosa Díez que no utiliza ninguno porque su reino de Letras no es de este mundo. Pero cuando Centeno deja los números y su cegadora sombra de multicereales, desbarra en cada curva con sus slicks doctrinarios. Visto como vienen las cosas y la ficción inversora, no sé cómo se atreve a hablar del efecto multiplicador del dinero y de la evaporación de la riqueza de las familias.

Como ustedes saben yo debería dormir en jaula atendiendo a mi condición. Afortunadamente mi sosias me permite que deambule libre y duerma donde escoja. La vivienda no es para mí un problema pero seguir manteniendo la fábula de las familias que compraron una casa por 50 que siguen pagando y que ahora vale (¿?) 100 y decirles que han doblado su riqueza es propio de catedráticos de minas, pero los mineros deberían saber que lo que tienen, con suerte, es una casa, que solo serán más ricos si deciden venderla y vivir bajo un puente y mientras no lo hagan, siguen teniendo lo mismo: una casa un poco más usada.

No quiero que su ignorancia para citar en latín sin saberse los plurales o para nombrar quesos incorrectos oculte los subrayados de Centeno, pero es necesario advertir que las autonomías llevan funcionando unos cuantos años y el sistema financiero algunos más. Osa a convertir en irrelevante la cumbre G20+1 y a pasar de puntillas por la entrada en la CEE. Quizá por suponer conquistas socialistas.

Zapatero, como mucho, ha contribuido algo a que las cosas fueran bien en el pasado, y se apoyó en la labor de Rato y éste, curiosamente, en la de Solbes que, a su vez, se posó en los anteriores. Todos hemos tenido la solidaridad de Europa, básicamente Alemania, para adecentar las cuentas marchitas de un país retrasado. Sin quitar méritos a nadie, muchas veces las cuentas del Estado han prosperado con bastante independencia de las políticas internas. Posiblemente Zapatero ha hecho suyo el primum non noscere y dejar que las cosas siguieran por su cauce. Si no se le reconoció su contribución, es de ley no atribuirle los deméritos del retroceso. Nuestro Centeno le imputa personalmente la destrucción de empleo. No sé cuantas cartas de despido ha firmado Zapatero en los últimos meses. Quizá debiéramos ver cuántos puestos han destruido los inversionistas afectados por Madoff, de dónde sacaron ese dinero, por qué conocen tan bien Vaduz, por qué los empresarios de España quedan al margen. Si España iba bien gracias al tejido empresarial y su esfuerzo, no pueden ser absolutamente irresponsables ahora. Al menos de no haber percibido la desaceleración, de no haber hecho bien las cuentas, de apalancarse en exceso y sobre todo, de creerse más listos que nadie.

Abomino del poder autonómico, creo que ha traído más mal que bien a nuestro país. Por igualitario que soy, creo que su poder normativo es un cáncer, que si cuatro ojos ven más que dos, tres funcionarios incordian más que uno y siempre son barreras y nunca trampolines. Centeno da detalles de algunos problemas enormes que nos traen las administraciones autonómicas y pide que se mantengan los depósitos ¡No sin mi hucha! En mi vanidosa opinión pienso en un país sin Autonomías, con mayor poder municipal y con la vuelta a la Administración Central de la enseñanza y la sanidad. Si la Administración Central está repartida por toda España miel sobre hojuelas, si casi todos los call centers están en Irlanda o en el Magreb no sé porque el back office de Hacienda tiene que estar en la milla de oro de Madrid, por qué el Supremo o el Cuartel General del Ejército no están en Barcelona. Que el mogollón que se está montando para que el espacio universitario europeo sea común, coincida con 17 diferentes reglas para pescar/cazar o para morirse en España, solo puede dar una enorme pena.

Zapatero salió ayer en la Cuatro. Bastante creíble si no fuera tan inane. Pero no peor que su plomizo sustituto si los españoles lo tienen a bien. Al menos algunas cabronadas no las hará. Esta es la clave, Centeno: da igual quien esté. Si a Botín se la han metido doblada fíjate a nosotros que ya venimos lubricados. Hay que sentirse dichosos en estas fiestas y felicitarnos, de momento, por no ser el pavo.