sábado, 9 de mayo de 2009

Piropos

Muchas veces nos entretiene conocer las aficiones de la gente que admiramos, sus opiniones sobre tal o cual película, el último libro que han leído o su posición sobre el cambio climático y las nucleares. Así descubrimos nuevas afinidades o hallamos las primeras razones del desengaño. Nos compramos El corazón tan blanco de Javier Marías porque lo estaba leyendo fulanito o huimos de Marbella porque allí veranea quien ustedes saben o suponen. Del mismo modo algo nos acerca a los amigos de nuestros amigos, como nos distancia de los que ellos ignoran. A fuer de ser sinceros, es verdad que a veces nos planteamos con curiosidad: si yo soy el mejor amigo de mi amigo, cómo serán los normales, pero eso es la humildad que nos corroe y que nos obliga a la expiación diaria.

Si no suspendieron lógica y están un poco atentos, si hay merecimiento, por virtual que sea, por ser vos quien sois, tendremos que deducir que la crítica negativa por parte de un indeseable devendrá característica virtuosa para el criticado, supondrá, a su pesar, un madrigal de pura adulación. Cuando el presidente de los empresarios, sí señores y señoras, el del paréntesis en la economía de mercado, cuando el prócer capitalista Díaz Ferrán dice que no existe crisis, que los males de este mundo se deben al largo mandato de Zapatero, le está valorando enormemente. No creo que tenga razón, pero teniéndola, exageraría. Lo dijo a micrófono abierto creyendo que estaba tan apagado como las ideas de los empresarios que representa ante la crisis. ¡Micrófonos del mundo, cerraos! Es el grito de los parias mediáticos que no aprenden a callar. No es la grave crisis, son los años de Zapatero. Luego quiso ponerle sacarina, pero el acíbar quedó para siempre en las hemerotecas junto con la consideración machuna hacia Aguirre: Es cojonuda, cojonuda. Así que ya lo sabes Esperanza, las gotitas de Chanel number Five que te ponías en las corvas y en las muñecas, a partir de ahora justo al lado de los deferentes, según se sube hacia la próstata.

Cuando las soluciones al desastre son bajar los impuestos y facilitar el despido, sin duda sobra Zapatero. Qué chicos estos de la CEOE. No digo que ZP no sobre por otras razones, pero esas que advierte machaconamente el PP, son algunas por las que debe seguir y dejarse de gobiernos de concentración que quieren solucionar la escasez de votos obtenidos, para seguir haciendo lo que hacían por la vía leninista de la hecatombe: cuanto peor, mejor. Yo desde luego no le voté para que se apoye en Rajoy. Hubiera votado a Rajoy directamente, que de ninguna manera se hubiera apoyado en un bobo solemne. Es más, el sistema de leal oposición prevé que ésta apoye al Gobierno cuando las cosas van mal. Sin recato. La leal oposición, y la leal CEOE, y los leales sindicatos y el comité de piscineros de secano. ¿O sentirse patriota es ponerse la pulserita rojigualda en la muñeca o cubrirse con el cuello del Barbour los caracolillos occipitales? Si existe alguna razón para endeudarse, una única y simple razón para montarnos en el déficit, para quemar nuestras naves, debe ser el defender a los más desvalidos frente al rompeolas. Ya sabemos que hay que hacerlo bien, por supuesto, como operar de apendicitis o cumplimentar el formulario de impuestos.

Mil cosas hemos dicho sobre Zapatero, su inoperancia en multitud de asuntos y su equipo que a veces, demasiadas, parece de cotolengo. Pero no ceder ante las presiones de la derecha y de los empresarios ¡coño, coinciden! de abaratar el despido y dejar de contribuir a la causa con sus impuestos, es de lo más meritorio que ha hecho. Tres millones de despidos no han tenido el obstáculo del coste tan elevado del que se quejan; ni los enormes impuestos impidieron que muchos de ellos se enriquecieran de por vida en el último lustro. Ustedes lo saben. Ellos lo saben y lo disfrutan.

Más respeto me merece la empresa familiar que acepta que lo que es necesario es aumentar las facilidades para contratar más que para despedir, y en esa línea debería ir toda la acción del Gobierno. Rebajar la estúpida y desesperante burocracia de creación de empresas, abaratar los costes de instalación y apertura de negocios, permitir contratos flexibles, lo que no puede suponer inseguros, luchar contra el absentismo, contra la corrupción del paro y las chapuzas, contra el trabajo fraudulento, contra la economía sumergida, favoreciendo un tejido industrial más resistente, eliminando trabas municipales, autonómicas, haciendo la vida más sencilla al que quiere empezar, siendo su socio con un success fee, si te va bien me pagas y si te va mal, ya hablaremos, encauzando la economía y el empleo hacia lugares más alejados de las segundas residencias y del sol abrasador que suben,¡ y bajan!, como la espuma, sin dejar ningún valor añadido.

Si se fijan los medios gubernamentales y sus propias direcciones de comunicación se esfuerzan por encontrar el mínimo porcentaje, la ratio más compleja que vislumbre un claro en el cielo. Ingenua esperanza. Pero no menos ahínco muestran los otros medios por embadurnar de betún esas escasas buenas noticias, rebuscando los recovecos más negros. Rencorosa revancha contra España. Es de nuevo el estilo Aznar que pee sus recetas anticrisis: el fallo es del Estado, es necesario más mercado, despido más barato y salario menguante, privatizar lo poco público que dejó, subir la edad de jubilación y romper la espiral de creación de derechos. Las flatulencias, con los años y la inquina, se pudren y yo les tengo que dejar ya, he de abrir las ventanas.

martes, 5 de mayo de 2009

Culos

“Es sin duda una muy buena fotografía. Tiene movimiento, elegancia e intensidad. Y desde luego se hace mirar. Muestra la silueta de dos atractivas mujeres, la princesa Letizia y la primera dama francesa, Carla Bruni, subiendo una escalera en estudiada simetría: idéntico peinado, parecido vestuario, idénticos torsos cimbreantes. Una imagen con mucho glamour y suave erotismo, de esas que suelen gustar a la prensa rosa.” Así empieza su artículo de defensa del lector voyeur, Milagros Pérez Oliva, recientemente nombrada ombudskvina de los prensaferits en El País. Es toda una declaración de principios… o de intereses, según se lea. Qué gusto poder ver torsos cimbreantes en una imagen estática y encima considerarla erótica. Este bromuro me está matando.


Por lo visto un montón de lectores irascibles han llamado o han escrito, para quejarse por la frivolidad de poner esa foto en la portada. Dicen que denigra a las mujeres. Y una tal Patricia se pone plebeya y dice “Es cutre, ofensivo, irresponsable, desacertado y machista. Y el machismo mata”. Qué fumepá. Nada de comentar las alzas con Z de Letizia, nada de insistir que está un peldaño arriba y por eso parece más alta, ni un comentario del brushing de las mechas ¿mechismo?, ni de la broma de los zapatos nuevos de la Bruni, nada: el machismo mata.

Por si no se han dado cuenta, atentos lectores, la foto retrataba la realidad. Quizá en lugar de una comilona a cuenta del Estado, debieran vestir el traje de campaña y estar repartiendo Tamiflú en Chiapas. Quizá. Y nosotros conduciendo el jeep, que siempre nos olvidamos de todo. Quizá debieran defender el género –suena a épica mercera- femenino y atestiguar, con cascos y micrófono, que una es periodista y la otra, guitarra en ristre, que le pega al artisteo. Pero no. Acudían a un almuerzo de bienvenida. Estaban como cónyuges de un Príncipe que lo es por el artículo 57 –eso sí que es grave- y del Presidente de la República francesa que la prefirió a una descendiente de Albéniz. Qué le vamos a hacer.

Más peliagudo me parece a mí que en el consultorio de Expansión una mujer pregunte que dado que ha pedido la excedencia como personal fijo de un ayuntamiento durante tres años, si puede trabajar en otra ciudad a la que se va a trasladar. Le contestan que la excedencia se pide para cuidar a los hijos, que es ventajosísima para el trabajador y onerosa para la empresa. Le tienen que reservar el puesto durante un año y que se la computen como antigüedad. ¿Cuándo regularemos la función pública para que se parezca a lo normal, a nuestras vidas?

Pero no crean que es por meterme con las mujeres. Hay otro/otra que explica que su padre es autónomo y que trabaja desde hace 26 años para una empresa que quiere prescindir de ellos. Por lo visto quiere darles a todos los demás una indemnización de 45 días por año de servicio y a él, como sobrepasa la edad de jubilación, una cantidad menor como de regalo. ¿Se imaginan? Existe una empresa que deja de trabajar con un proveedor y le indemniza como a un empleado. Cuotas de la Seguridad Social sin abonar durante lustros. El que escribe cree que tiene derecho a más. País de locos.

Y encima hay que leer a Luis de Guindos –no, no se ha caído, no hagan chistes- en El Mundo, where else?, que después de presidir Lehman en España y no exiliarse a Burkina Faso, se permite hacer recomendaciones a Zapatero y cita a Rajoy con eso de profeta de falsos amaneceres. Pues ahora Esperanza está pensando en él –o en Pizarro- para presidir Caja Madrid. Este sí que es un chansonnier du la matin.

Y por si fuera poco, a Mario Conde le hacen un documental hagiográfico: el relato de un hombre que se siente víctima del poder y sus protagonistas, un poder que él mismo conquistó y que tuvo que abandonar a golpe de tribunal. Qué les parece. Impresionante, verdad. A un centímetro de la santidad. El beato Conde. Vamos a hacer una versión para el extranjero: el relato de un hombre que se encontró a los treinta y tantos años con un pelotazo de 11.000 millones de pesetas y quiso presidir un banco. Al poco tiempo de lograrlo, metió la mano en la caja y fue condenado a diez años de cárcel por apropiación indebida y estafa y a devolver 7200 millones a Banesto. El Supremo lo subió a 20 años. Se calcula que sanear Banesto costó 1200 millones de euros a cargo del erario.

Esto no reclama la atención de los lectores, o al menos no tanto. El problema está en las ancas de Leti. Visto lo visto, me pido sapo.