Si no suspendieron lógica y están un poco atentos, si hay merecimiento, por virtual que sea, por ser vos quien sois, tendremos que deducir que la crítica negativa por parte de un indeseable devendrá característica virtuosa para el criticado, supondrá, a su pesar, un madrigal de pura adulación. Cuando el presidente de los empresarios, sí señores y señoras, el del paréntesis en la economía de mercado, cuando el prócer capitalista Díaz Ferrán dice que no existe crisis, que los males de este mundo se deben al largo mandato de Zapatero, le está valorando enormemente. No creo que tenga razón, pero teniéndola, exageraría. Lo dijo a micrófono abierto creyendo que estaba tan apagado como las ideas de los empresarios que representa ante la crisis. ¡Micrófonos del mundo, cerraos! Es el grito de los parias mediáticos que no aprenden a callar. No es la grave crisis, son los años de Zapatero. Luego quiso ponerle sacarina, pero el acíbar quedó para siempre en las hemerotecas junto con la consideración machuna hacia Aguirre: Es cojonuda, cojonuda. Así que ya lo sabes Esperanza, las gotitas de Chanel number Five que te ponías en las corvas y en las muñecas, a partir de ahora justo al lado de los deferentes, según se sube hacia la próstata.

Mil cosas hemos dicho sobre Zapatero, su inoperancia en multitud de asuntos y su equipo que a veces, demasiadas, parece de cotolengo. Pero no ceder ante las presiones de la derecha y de los empresarios ¡coño, coinciden! de abaratar el despido y dejar de contribuir a la causa con sus impuestos, es de lo más meritorio que ha hecho. Tres millones de despidos no han tenido el obstáculo del coste tan elevado del que se quejan; ni los enormes impuestos impidieron que muchos de ellos se enriquecieran de por vida en el último lustro. Ustedes lo saben. Ellos lo saben y lo disfrutan.
Más respeto me merece la empresa familiar que acepta que lo que es necesario es aumentar las facilidades para contratar más que para despedir, y en esa línea debería ir toda la acción del Gobierno. Rebajar la estúpida y desesperante burocracia de creación de empresas, abaratar los costes de instalación y apertura de negocios, permitir contratos flexibles, lo que no puede suponer inseguros, luchar contra el absentismo, contra la corrupción del paro y las chapuzas, contra el trabajo fraudulento, contra la economía sumergida, favoreciendo un tejido industrial más resistente, eliminando trabas municipales, autonómicas, haciendo la vida más sencilla al que quiere empezar, siendo su socio con un success fee, si te va bien me pagas y si te va mal, ya hablaremos, encauzando la economía y el empleo hacia lugares más alejados de las segundas residencias y del sol abrasador que suben,¡ y bajan!, como la espuma, sin dejar ningún valor añadido.
Si se fijan los medios gubernamentales y sus propias direcciones de comunicación se esfuerzan por encontrar el mínimo porcentaje, la ratio más compleja que vislumbre un claro en el cielo. Ingenua esperanza. Pero no menos ahínco muestran los otros medios por embadurnar de betún esas escasas buenas noticias, rebuscando los recovecos más negros. Rencorosa revancha contra España. Es de nuevo el estilo Aznar que pee sus recetas anticrisis: el fallo es del Estado, es necesario más mercado, despido más barato y salario menguante, privatizar lo poco público que dejó, subir la edad de jubilación y romper la espiral de creación de derechos. Las flatulencias, con los años y la inquina, se pudren y yo les tengo que dejar ya, he de abrir las ventanas.