sábado, 16 de octubre de 2010

Agnus Dei qui TALIS peccata mundi…

La portavoz de Defensa del PP en el Congreso dice que no se puede gobernar un país sin haber ido a los toros. Esta diputada hace el comentario tras la bronca a Zapatero durante la Fiesta Nacional del pasado día 12. ¿Advierten la relación? Si tuviera Blackberry escribiría jeje, pero no. Va a ser que no, por decirlo en neoespañol. Pero eso de la gobernanza de albero me intranquiliza, voy por el quinto tratado de teoría política y que no lo encuentro, mire usted. Empiezo ahora por el Cossío a ver si hay más suerte. Beatriz Rodríguez-Salmones, que así se llama nuestra prócer taurina afirma, o eructa, no sé muy bien, que El español grita mucho más que los europeos. No es salvajismo, es una forma de expresión. Como comer con los dedos y limpiarse con la manga, pura expresividad carpetovetónica. ¡Más bebida, mesonera!


Alguna vez deberemos reconocer que somos un país de maleducados. Quitaron los carteles de prohibido escupir, pero hemos logrado que sobreviva el gargajo. Las micciones en la vía pública estuvieron a punto de sucumbir, pero un grupo de fornidos muchachos resistentes lograron su regreso. Cuando llamamos indiscriminadamente asesino a Aznar, cuando quemamos fotos del Rey o nos acordamos de la madre de Zapatero no estamos dando lo mejor de un país que presume de su nivel de educación y que cree que tiene entre terciopelos una generación de presuntos genios dispuestos a dar la campanada en cuanto este gobierno deje de arruinarnos la vida, porque qué duda cabe de que la culpa es de Zapatero y esa panda de mediocres que ha puesto para sobresalir entre ellos. Espero que les suene el argumento, por lo que no voy a insistir. Pero utilizar las últimas tecnologías telemáticas y sociales para reunirse a llamar hijo de puta a un presidente de Gobierno, no nos debería dejar indiferentes, por mucho que se le odie. Paseen por foros de forma indiscriminada y lean los mensajes que se intercambian. No hablo ya de construcciones sintácticas, el uso de yuxtapuestas, subordinadas y florituras varias. No digo yo el usar más de 500 palabras para expresarse, ni siquiera ordenar las ideas para que el otro pueda entender. Los acentos no existen, el verbo haber se conjuga casi siempre con V y sin H, los participios regulares pierden la D y la locución o sea la escriben sistemáticamente en una sola palabra. Hablamos con soltura de las últimas aplicaciones para el móvil, de los más complejos procedimientos para rastrear nuestros pasos, para encontrar lo perdido, para cuantificar lo inexistente, lo contamos en Facebook, en Tweeter, en Faceter o en Tweebook, en ese escaparate fantástico de embobados anónimos y sin duda fronterizos, pero somos incapaces de comportarnos, de entender, de argumentar y razonar, de expresarnos y pensar.



Y sobre esto de la enseñanza quiero abundar unos minutos.

Después de tanto tiempo diciéndolo, ahora los gobernantes se han dado cuenta de que la clave reside en la educación. Después del desastre patrio del informe PISA, y teniendo que reconocer que nuestra producción genética era de zoquetes de tomo y lomo, para salvar el honor, han tenido a bien valorar las condiciones de aprendizaje y la influencia de los profesores. Un diez con matrícula de honor al tipo que junto ambas ideas. El nuevo informe ya sabrán que se llama TALIS. En él han participado 23 países. El resto hace causa común con ese 10% de dentistas que recomienda los chicles con azúcar.

En todo caso Alemania no está, ni Francia, ni Reino Unido ni Japón ni Estados Unidos, así que nos compararemos con Portugal o Italia.

Para no aburrirles con los detalles técnicos sepan que se entrevistaron a 90000 profesores de unos 200 centros escolares de cada país. Un porrón en el sistema imperial.

TALIS no mide los resultados del aprendizaje de los estudiantes, sino que busca qué características conforman el aprendizaje eficaz, básicamente, el grado de confianza que tienen los profesores en sí mismos de cara a los retos educativos y el clima disciplinario dentro del aula. Ahora se constata que uno de cada cuatro profesores pierde un tercio de su tiempo lectivo por la conducta perturbadora de los estudiantes o por el papeleo.

Han sido necesarios treinta años al menos para que se nos advierta que cuando los profesores perciben que su trabajo obtiene respuesta, mayor es su confianza en su capacidad para enfrentarse a los retos de la enseñanza. Y digo treinta años porque son los pasados desde la publicación de Indefensión de Seligman, en donde expone con modelos biológicos el papel de las expectativas, el aprendizaje de que nuestras respuestas son inefectivas en un intento de construir un modelo de adquisición de la depresión. Pero todos sospechábamos, ya antes de Seligman, que cuando se nos hace caso, se nos escucha, las cosas suelen ir mejor.

Curiosamente, o no tanto, la “ideología” contamina las apreciaciones. Si el profesor cree que los alumnos son participantes activos en el proceso de adquisición de conocimientos, informan sobre un ambiente más positivo en clase. Si por el contrario son de los de transmisión directa del conocimiento informan de un ambiente negativo. Tanto los constructivistas, con clara mayoría femenina, como los de transmisión directa mantienen su convicción sobre sus sistemas y en su propia eficacia. Erre que erre, que dice el refrán.

El 33% de los profesores trabaja en un centro en el que el director considera que sus docentes no están cualificados. Tres cuartas partes de los profesores informan que los más eficaces no reciben reconocimientos importantes y que el director no toma medidas para reducir los ingresos de profesores con un rendimiento inferior a lo normal o no despide a profesores a causa de un bajo rendimiento permanente.

Otra de los aspectos más reseñables del estudio TALIS es el análisis que hace de los estilos de dirección. Aunque analiza cinco aspectos de la conducta de los directores, se explicitan dos estilos bien diferenciados aunque no excluyentes. Existe una dirección educativa que pretende apoyar o mejorar la formación de los profesores y fijar los objetivos curriculares del centro y una dirección administrativa que se apoya más en el control de las cuentas y en el manejo de los procedimientos administrativos. Como resulta evidente ambos estilos son necesarios para el buen funcionamiento de los centros. Pues bien en España tenemos de las puntuaciones más bajas en ambos. Como el chiste, aquel de qué es peor para la empresa, le preguntan a su consejero delegado, si la indolencia o la ignorancia. Ni lo sé, ni me importa, respondió. Quizá era Díaz Ferrán. Pues en la enseñanza en España las cosas van por ahí.

El estudio pone de relieve también el desequilibrio de sexos en los docentes. No quiero decir que existan asimetrías morfológicas que requieran corrección quirúrgica, señalo que la mayoría de los profesores son mujeres con una media del 70%, advirtiéndose la cojera de modelos de rol, según dice el estudio para aquellos adolescentes despistados.

Del mismo modo se ve el envejecimiento de los profesores. El porcentaje de mayores de 50 años duplica al de menores de 30. Siendo una profesión estable, un gran porcentaje tiene una o dos décadas de servicio, pero a la vez concurren los contratos de un año o menos en los recién contratados. En breve, en breves en neoespañol, el sistema tendrá que afrontar jubilaciones masivas como en el caso de los médicos.

Recientemente interrogaba a un catedrático de universidad amigo sobre la productividad de los profesores. Antes de que terminara me dijo que se medía en sexenios. Tienes que publicar determinado número de artículos en revistas de cierto renombre que controlen el impacto de los mismos por decirlo en corto. En realidad es la forma administrativa de control de la remuneración. Pero lo que yo le quería preguntar era si había estudios que compararan la productividad entre los profesores de las universidades presenciales y las no presenciales. En estas últimas, la UNED como paradigma, los profesores tienen una carga docente prácticamente inexistente, mientras que para las otras es al menos del 30% de su tiempo laboral. Ello debería suponer que la cantidad, sino la calidad, investigadora de las no presenciales debería ser un 30% mayor. Seguro que el sexenio vale lo mismo. Nadie lo sabe y a nadie le importa.

El caso es que los docentes no quieren ni oír hablar de control. En Portugal montaron un pollo para 100.000 profesores y no fue menor en otros lugares. El asunto de la evaluación de los profesores colea desde antiguo. Incluso los sindicatos parecen estar medio de acuerdo y digo medio porque dicen que NO se debe vincular a los resultados de los alumnos y NO deben tener efecto sobre las condiciones de trabajo. Esto es, verifiquemos la puntualidad de los trenes de RENFE pero no miremos el reloj y en el caso inverosímil de que concluyamos que llegan con retraso culpemos a Zapatero, últimamente buen sustituto del maestro armero, pero en modo alguno toquemos a nadie de RENFE. Igual de cierto que en ocasiones, los imponderables pueden retrasar un tren, no lo es menos que hay circunstancias ajenas al profesor que explican los resultados en los alumnos, clase social, educación parental, sexo, edad, pero si la influencia del profesor fuera nula, habría que plantearse su presencia. Los diseños experimentales permiten aislar variables, de forma que algo se pueda decir de lo que está sucediendo, máxime cuando es una tarea que se alarga durante años, en diferentes grupos, etc., al menos se puede intentar.

La realidad es que somos el segundo país en impuntualidad y el cuarto en absentismo. Nuestros centros son escasamente evaluados y de serlo poco importa ya sea en lo positivo como en lo negativo. Los sindicatos, otra vez, deberían decir si están por el desarrollo del país en su conjunto o en la defensa gremial de sus cotizantes.

Finalizo, en el informe español se pone a pie de página la siguiente advertencia:
Nota: En este informe cuando se habla de “profesores”, “directores”…debe entenderse en sentido genérico como “profesoras y profesores”, “directoras y directores”…, salvo en aquellos casos en los que por el contexto se deduzca una referencia exclusivamente al sexo masculino.
Sin duda la explicación/el esclarecimiento era necesaria/necesario para que ustedes hombres y mujeres no muy listos/listas entendieran el sentido/la idea exacto/exacta de estas/estos palabras/mensajes sucintas/sucintos que hoy les traigo. Uff, y sin una arroba. Pero, eso sí, con cierto arrobo.