sábado, 4 de junio de 2011

Pepinazo

Algo vamos avanzando. Ya no es el pepino. Dicen que ha sido el dedazo. Y los socialistas se excusan y lo explican: bueno, mire, en realidad no porque… Con lo fácil que hubiera sido decir ¿Y qué? So what! para decirlo en inglés que queda igual de chulo.

- En mi casa pondré las reglas que quiero ¿no?
- Es que va a dirigir usted los destinos del Estado, algo tendremos que decir nosotros.
- Pues regúlenlo entonces. Pero para todo el mundo. Pongan por ley que el candidato a presidente del Gobierno de cada partido que se presente a las elecciones deberá ser elegido democráticamente entre el conjunto de los militantes. Mientras no exista la ley déjennos que nos organicemos como mejor queramos.
- Pero es que se han pasado años protestando por el dedazo de Aznar con Rajoy.
- Eso es verdad, pero para lo que nos ha servido.
- Pero criticar y hacer lo criticado no parece sensato, incluso entre políticos.
- Lo que parece es lo indicado, según el viejo dictum infantil: quien lo huele debajo lo tiene. Pero déjenme que insista en que no es igual.
- ¿Cómo que no es igual? Dicen que se van a convocar unas primarias para escoger candidato y cuando parece claro que será la Chacón y Rubalcaba se monta un cirio y ella se va. A los dos días se proclama el apoyo al vicepresidente. Único candidato, si eso no es un dedazo que venga Rouco y lo vea.


- Pues no mire, no es dedazo, o al menos no idéntico al de Aznar, que hacer lo mismo nos repugna bastante. Nosotros apoyamos al candidato Rubalcaba porque no queremos despellejarnos en vivo y en directo, porque no sería creíble que existieran programas alternativos estando los dos en el mismo gobierno y además porque no nos da la gana divertir a Rajoy, que llame a Trillo y le imite a Pujol si quiere reírse.
- Pero eso es lo que pasó con Rato y con Mayor Oreja. Idéntico.
- Qué va. De momento porque escogieron al peor visto lo visto y nosotros al mejor, ya lo verá usted. Además después de la elección de Aznar no quedó posibilidad alguna de cambio, salvo la pantomima de la ratificación, aunque no fuera Rato. Je, je.
- La verdad no le veo la gracia. Ustedes les han acusado cada día de no ser un partido democrático en sus procedimientos.
- Y dale. Que aunque nuestro Comité Federal ha nominado a Rubalcaba nada impide que otros se presenten. Lo único que hemos hecho es ahorrarle lo de ir recogiendo apoyos, se los damos nosotros de golpe.
- Precioso.
- ¿Por qué no? ¿De verdad alguien cree que la opinión del secretario general de un partido, el puto amo, debe ocultarse al resto de los miembros? ¿Alguien cree que por mal que le hayan ido las cosas ha perdido el derecho a expresarse y tratar de cambiar la opinión de otros? Le pagamos para que dirija el país, que tome postura, que decida y suponemos al mismo tiempo que debe ser neutro en el partido que dirige y que le llevó al poder. La diferencia con el Partido Popular es de funcionamiento y de convicciones. Ellos no prevén esa elección de candidato, porque esperan que el líder, su guía, asuma ese papel. Nosotros sí disponemos de ese sistema, de hecho dicen que hay un par de candidatos sevillanos que quieren disputar las primarias. Eso fue impensable con el famoso dedazo de Aznar. Es más, en aquel momento el candidato deseado por las bases y posiblemente por el conjunto de los votantes del Partido Popular era Rato y ya vieron ustedes a quien eligió.


- Pero si todo el aparato apoya a un candidato no parece posible que esas candidaturas alternativas prosperen.
- ¿Quiere decirme usted que el aparato no tiene derecho a expresarse democráticamente, que debe abstenerse, que justamente la directiva del partido, elegida democráticamente por los militantes, no puede apoyar a un candidato, influir en el resultado con su opinión y su voto?
- Parece David contra Goliath. Esos candidatos no van a tener los mismos medios.
- Hombre hace menos de diez años David era Zapatero frente al Goliath de Bono y creo que sabe cómo terminó aquello. Y mantenemos los mismos procedimientos. Pensar que en un partido político no se debe utilizar la influencia, el convencimiento para lograr los propósitos es no entender nada. ¡Es el sustrato de la política! El pacto, la estrategia para conseguir un fin, el arte de proponer las propias convicciones para seducir a otros, la urdimbre de tácticas y movimientos para alcanzar tus objetivos.
- No sé. No lo veo limpio.
- La política sólo es sucia cuando se pierde.
- Su sistema es una simple forma de perpetuarse.
- En absoluto. Los procedimientos de renovación siguen vigentes, no sé cómo se lo tengo que decir. Pero hemos preferido disponer de un solo candidato, si me apura hemos realizado una votación previa, hemos analizado la situación –debe ser lo único que nos queda del marxismo- y hemos planteado que la mejor opción era proponer a un solo candidato, rechazar un Congreso que descabezaría al partido en un momento poco propicio y avalar con nuestros votos a ese candidato. Si usted es militante sigue con su derecho de votar por cualquier candidato que le pida su aval. Las primarias están abiertas. Y si la mayoría hubiera querido hubiéramos convocado un congreso extraordinario.
- Lo del congreso lo cierran con esa chapucilla de la conferencia política.
- Chapucilla no, es el medio que tenemos para abrir un debate ideológico y de acción sin necesidad de cambiar de ejecutiva. Lo de reinventarse está muy bien, pero también requerimos un poco de sosiego.
- Yo creo que hubiéramos merecido más debate, analizar otras propuestas, considerar otros candidatos.
- Seguramente señor o señora, que no sé muy bien lo que es. Nosotros también hubiéramos preferido otros votantes más responsables, más concienciados, incluso unos militantes más movilizados, con mayor capacidad de explicación, y seguramente también una ejecutiva mejor, más preparada, con más coraje y liderazgo, pero en esta España de hoy en día tenemos lo que tenemos. Dicen que la explicación de que los generales sean tan burros es porque los escogen entre los coroneles. Somos el reflejo de nuestra sociedad, ni más ni menos que el Partido Popular, o el movimiento 15M. Somos mediocres en nuestros planteamientos, poco entusiastas, poco despiertos si quiere. Pero no crea, tampoco mucho menos que nuestros colegas americanos, alemanes o franceses. Más o menos como una Escherichia coli con buenos trajes y mejor dicción. E igualmente peligrosos.