martes, 30 de marzo de 2010

¡Hostias!

Dice Nacho Vidal: mi mayor defecto es que no leo, el último libro que leí fue hace seis años y fue mi biografía. Para que luego digan que el sexo está en el cerebro. Al menos pone las cosas claras y establece las debidas comparaciones, justificando que en los exámenes médicos, la enfermera te diga, apenas te has quedado en bolas, usted lee mucho, ¿verdad? provocando que te disculpes con un pero lo estoy dejando.

Y es que el mundo es de los iletrados. Zapeen ustedes por los telediarios españoles, anoten el tiempo que dedican al deporte, a la cultura o a la política. Están los que cuentan continuamente muertes, o los que siguen a los políticos de turno en sus inauguraciones y ágapes varios. Los presentadores son tipos guapos, pechugonas, morenazos, con buenas piernas o de ojos arrebatadores. Dejen por un momento ese flequillo descuidado o ese canalillo insinuante y fíjense en las construcciones sintácticas, en las concordancias, en neologismos innecesarios o palabros directamente. Dicen que el informativo de Iñaki Gabilondo es de los menos vistos. El otro día citaban a vuela palabra a Max Weber y San Agustín. ¡Cómo para no cambiar de canal!

Porque en España el derecho a la información es peculiar, no es tanto el que tiene el ciudadano a recibir la mejor información posible sino el derecho a la instigación que tiene la empresa editora a elevar nuestra tensión arterial.

Porque qué otra cosa queda en estos tiempos de recogimiento, que referirse al movimiento del Requiem de Berlioz que va tras el Ofertorio y el Santo, el famoso Hostias que reza Súplicas y alabanzas, Señor, te ofrecemos en sacrificio. Acéptalas en nombre de las almas en cuya memoria hoy las hacemos.

Qué otra cosa que decir ¡Hostias! cuando acaban de decirnos que un presidente autonómico ha vivido con menos de 500 euros en 4 años de mandato, que ha manejado más de 4 millones de euros, declarando 400.000 de ingresos, y el periódico ABC abre su portada con la información de cómo es la red de ETA en Francia, como el gobierno tiene que retrasar el decreto anticrisis por falta de apoyos y una foto de Aznar sentado en el baño con el laxante programa del PP de hace 20 años. Si lo de Matas no le parecía relevante, tenían lo de los manoseos parroquiales o el descalabro griego, pero hay que esperar a la página 22 para que digan algo del velódromo que se presupuestó en cuarenta y tantos y se termino por ciento y pico millones de euros.

Y no contentos con la distracción indican en la siguiente que Barberá deja en evidencia a De la Vega por vetar a Camps en el Encuentro España-África de Mujeres por un Mundo mejor. En el partido lo califican de apartheid. Decía Nathalie Clifford Barney que ni el feminismo ni la femineidad tenían nada que ver en el sexo porque un francés siempre será más mujer que una inglesa. Y no sé si Rita se ve representada en ese rol pepero de las mujeres que se vistieron de largo a los 18 años mientras nosotros íbamos a votar. Ni siquiera Camps quizá esté por representar a sus varoniles conciudadanos y prefiera seguir utilizando diminutivos y comparaciones testiculares para expresar la admiración por otro hombre. Pero de la cumbre de mujeres africanas no dicen nada en ABC. ¡Hostias! Así cada día.


Mañana es domingo de resurrección y Zapatero debería estar atento por si se repite el milagro. Todos nos acordamos de Twin Peaks, la serie de Lynch en la que nos enamoramos de Laura Palmer y bailamos oníricamente como aquel enano, y seguramente muchos de ustedes hayan seguido Perdidos. Ambas comenzaron endiabladamente bien y se les fue la pinza a media serie. ¿Les suena algo aquello de Zapatero no nos falles? Era la segunda parte del cambio de Felipe, la ilusión por dejar aquellos tiempos de bigotera sin compás. Zapatero recogió aquel estímulo de las calles y lo convirtió en decisiones, decretos e iniciativas parlamentarias que es para lo que vale el poder legítimo. Zapatero tuvo el arrojo de los maletillas que estorbaban a los maestros buscando una oportunidad, una oportunidad que era la nuestra. Y le salió bien. Tan bien que dejó de oír a la calle y se empezó a preocupar más por su posición en el cartel, dejó de arrimarse en ocasiones y en otras a pegarse demasiado cuando no tocaba y buscaba el aplauso fácil y vivas a Cartagena para distraernos de lo fundamental. Quizá fuimos nosotros que dejamos de advertirle y nos conformamos en nuestra edulcorada felicidad. Como si que Solbes ganara a Pizarro fuera nuestra victoria, o que Rajoy perdiera una y otra vez con niña y sin niña significara un triunfo. Confundimos el socialismo con el igualitarismo y que acabar con la explotación fuera darle una concejalía al explotado. Y llegó la crisis, trayendo litros de cafeína para abrirnos los ojos y se vio que esos años de bonanza se regalaron peces y no se enseñó a pescar a nadie. Y esos pescadores de pacotilla reclaman ahora que alguien les tiene que colocar el pez en el anzuelo y muerden la mano a quien les dio de comer. Hemos hecho, como ven, una generación de refranero.


El guionista Zapatero no sabe qué hacer para mantener la cuota de pantalla. Por el contrario la derecha ha aprendido a cambiar sin despeinarse. Ha sabido colocar sondas en la sociedad que le muestran el camino, sin importarle el destino, quizá pensando que ya habrá tiempo de enmendarlo o no, poco importa si se cuenta con el aparato del Estado. Con la patronal, la Iglesia, la inmensa mayor parte de los medios de comunicación y el poder judicial actuando sin recato únicamente necesitan nuestro voto. Su actuación populista y demagógica por un lado y nuestra absoluta incapacidad de análisis por otro están a punto de proporcionárselo. Pero a lo mejor es que son más listos. Si tras 13 años de gobierno socialista, en ocho años se hicieron con el poder judicial, como es posible que en seis de alternancia sigan con él aumentado y sin corrección. Y si no más listos más organizados, la derecha actúa como un solo autómata y aglutinan desde la cartuchera derecha de Rosa Díez hasta el meñique más fascista del ultramontano franquismo. Todos a una. Por el contrario la izquierda se pierde en bobadas. El partido de Rosa Díez, que debería ser heredero de un pensamiento socialista lejano al localismo nacionalista, se ha quedado en una miserable atalaya autocomplaciente de egos ensoberbecidos y una opción para votantes del PP avergonzados. E Izquierda Unida ha debido creer que la revolución agraria se hace desde el arado, o peor, tirando del mismo y que la articulación intelectual es de derechas, y nos castiga con un discurso plano, inútil que representa el belenismoesteban de la política. Así que nos queda el voto en blanco si somos suficientemente sofisticados para decodificar su diferencia con la abstención o ésta misma, que es, sobre todo, expresión final del que os den. Que queda el PSOE, me apuntan. Es verdad, nos queda este mecano socialdemócrata que se ha llevado el voto de centroizquierda los últimos años. Una estructura que ha despreciado cualquier construcción teórica, que ha rehuido el análisis, que se ha empecinado con consignas como las renovables contra lo nuclear y a la vez no ha sabido llegar a establecer relaciones de hecho con los verdes, haciendo de la política el arte de lo imposible.

Y en esas estamos, esperando a que Zapatero dé con la clave del guión y nos ofrezca una peripecia creíble, porque no sé si él quiere, pero nosotros tenemos que continuar con la serie y si no un final feliz, al menos nos merecemos un final digno.