viernes, 23 de enero de 2009

Espías o trabajas

Ayer me di un paseo por Génova. No crean que me largué de fin de semana largo, a disfrutar de la cucina genovese con sus salsas aromáticas, no. Estuve en la sede del Partido Popular viendo los últimos abalorios promocionales o merchandising como diría mi señorito o propaganda como dicen los que no han leído a los Papas católicos ni a Goebbels.

Qué maravilla, que si una pipa con espejo para ver quien se acerca por la espalda, que si un ejemplar de La Razón con dos perforaciones a la altura de los ojos para mirar sin ser visto. Lo que más me gustó fue un pinganillo marca “Meseoye” modelo “Sshi, Sshi; guantufri, guantufri” con dedicatoria y alguna salivilla del propio Rajoy que me está encandilando.

Esta Esperancita… con la que ha liado con el fumar obligatorio y va ahora y cambia la línea de mecheros con la gaviota pintada, por útiles de adquisición de información, como el antiguo delegado del Gobierno en Ceuta lo llama en su memorándum. Por cierto, el gestor de ese plan, Luis Vicente Moro, fue condenado a dos años y dos meses de prisión, ochos años y un mes de inhabilitación y una multa de 10 meses a razón de 15 euros diarios por delitos de prevaricación, revelación de secretos e injurias, contra el presidente de la sección sexta, el juez Fernando Tesón que debió recibir una indemnización de Moro de 120.000 euros. Luego llegó el Supremo con las rebajas y se lo dejó en año y nueve meses de prisión y cuatro años de inhabilitación especial para empleo o cargo público y 30.000 euros. En 2005 ocupaba plaza en la Asamblea de Caja Madrid representando a la Comunidad y en 1996 fue Gobernador Civil de Palencia y en 1972 mereció la Encomienda de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas. Esto no lo dice El País, lo he sacado de los apuntes del pelma, que hoy no se ha tomado la pastilla y está de los nervios con el asunto.

Yo en cambio, a lo mío, con mi transmisor en el oído para escuchar a Losantos que tiene un ataque de mutismo y no soy capaz de encontrarle. Menos mal que los chicos de las pulseritas y los Castellanos han salido en tropel para defenderse a sí mismos. PPons con sonrisita insidiosa acusando al PSOE y respondido por Zapatero ¡Qué falta nos haces Guerra para cagarte en sus muertos! El yerno del disfrazado de espía perpetuo Fabra, porqueyolovalgo Güemes, dice que es un bulo. Y así todos desfilando sin saber muy bien como les va a salpicar.

Claro, que ahora que lo pienso, quizá tengan fotos de Soraya en el interregno del traje de chaqueta de cheviot y los velos de seda negra, entre el pelo recogido y la melena Verónica, en ese viaje al centro de la nada en deshabillé. A lo mejor sale en el YouTube.

Pero no me digan que no mola tener tu propio sistema de seguridad.

-¿Quién es ese?
-Es mi contraespía, un cuñado que se ha quedado en paro por culpa de Zapatero.
-Pues dile que se siente con nosotros.
-Qué dices, no, que si no se nos pega también el espía y ese es primo del jefe. Y además tiene que recoger a los niños.

Pues eso, que mola un montón disponer de guardia pretoriana gratis porque pagan ustedes. A ver… ya se oye algo…, sí ya se oye a Federico. Está más azul de Prusia que nunca.

Como mola este pinganillo. ¿Tendrá de estos el PSOE?

martes, 20 de enero de 2009

La osadía de volar

En Estados Unidos necesitan héroes. Ahora le ha tocado el turno al piloto del avión del rió Hudson. Todo el mundo le alaba por haber logrado amerizar. Que en realidad fue acuatizar, que el Hudson todavía no es mar. Nadie se ha preguntado si todo empezó por un despiste del piloto que se fue contra los gansos como un despistado Jakob Wassermann, nadie sabe si se cargó a un atribulado Nils Holgersson a lomos del ganso alfa o acabó con la camada fundadora de la etología de Lorenz. Quizá el heroísmo provenga de ese error inicial de no ver a los patos en procesión o del inacabable deseo de salvar la propia vida. Pero sobre altruismos y egoísmos ya escribió mucho Richard Dawkins y, antes todavía, el finalmente reconvertido Kierkegaard.

La verdad es que de una forma u otra, una vez consumada la destrucción de los motores, puso en marcha lo que había aprendido en tantas horas de simulador, en la soledad de la cabina que representa la realidad exterior. Una metáfora de las otras cabinas de calles principales, pero no centrales, donde proliferan supermercados del sexo, en las que te metes a mirar y a entrenarte moneda a moneda, por si un día sucede lo inevitable y tienes que posarte sobre alguien de verdad, antes de que estallen los motores de tu deseo contenido en el cíngulo cerebral.

Los simuladores le dieron al piloto la suficiente sangre fría para entrar a 10º de inclinación, según dicen los expertos, para no irte hasta el fondo ni partir el fuselaje contra el agua helada y negra. Otra vez, los peep shows muestran más tolerancia ante los errores de aproximación, te dan más ángulos, más entradas, más posturas, aunque sus receptoras puedan compartir la misma frigidez y negritud de las aguas.

Y la foto dio la vuelta al mundo. Decenas de pasajeros acurrucados en posición de firmes sobre las alas de un avión que odia el agua, esperando que sus ángeles custodios vinieran por ellos para reintegrarles a la tierra que se atrevieron a mirar desde arriba. Mientras, el piloto salvador recorría hasta dos veces con su linterna de acomodador franquista, como un inquisidor de provincias, el pasillo devastado por si algún pasajero prefería la condena a la salvación. Aunque visto lo que le espera ahí fuera, bien podrían invertirse los términos

Y si en los USA necesitan tipos que animen al género humano y se reconcilien con él, en España lo compramos de forma inmediata. Porque al fin y al cabo, el americano cumplió con su deber. Los mínimos y los máximos se confunden en estos casos. Tampoco podía decir, qué coño, choco contra un edificio y ya veremos. Su futuro era bastante incierto. O certerísimo, según se mire.

Si eres conductor y decides no beber a pesar de los problemas del Real Madrid, si decides descansar las horas preceptivas, etc. si acaso ves a un bandarra de frente en tu carril, seguro que intentas frenar o echarte para el lado que no ocupa el suicida. Si un profesional de la construcción decide hacer las cosas bien y sin prisas, si un cirujano mira más el campo de operaciones que el culo de la auxiliar, si ambos tratan de aprender sobre su profesión, y el conductor de autobús revisa las presiones, están haciendo su trabajo y seguro que evitan muchos problemas con los puentes, las casas, los reventones o las compresas olvidadas en el hipocondrio. Pero los pilotos se han cubierto con el armiño del peligro y de la responsabilidad para multiplicar sus sueldos y, en épocas de coacciones y chantajes, las heroicidades vienen de miedo.

Bien es verdad que el piloto era un tipo de pelo blanco y deja en mal lugar a los jubiladores anticipados, y eso sí que es motivo de júbilo para el género humano que ha logrado alargar la vida no solo para seguir consumiendo.

Esos viejos de cuarenta y ocho años, sus padres que posiblemente viven aún, sus hijos, todos nosotros, asistiremos, dentro de unas pocas horas, a la llegada del nuevo mesías que nos redima. Falta nos hace.