
Tres outsiders añosos se reúnen en un almacén de Santiago de Chile para esperar a Nolasco. Se exiliaron tras el golpe de 1973 de Pinochet y vuelven a verse para cambiar las cosas y hacer la revolución. Pedro Nolasco era el jefe de esos militantes izquierdistas y cuando va a la cita le cae encima un tocadiscos que una pareja tira en una bronca por la ventana, acabando con su vida. Así empieza una novela corta, muy divertida, que habla de la amargura de las vidas rotas, de la lucha política, de las ingenuidades militantes y el sopor diurno insoportable que causan los años. Si el inicio es chusco, hay momentos de sonoras carcajadas con gallinas con conciencia de clase o la conmiseración patriótica como explicación del adulterio.
Da ideas de pensamiento mágico como besar los testículos a la estatua de un caballo para tener suerte o de optimismo anarquista cuando dice que la libertad es un estado de gracia y solo se es libre mientras se lucha por ella. Habla de eutanasia, de compañerismo y de valentía: no existen los valientes, sólo las personas que aceptan ir codo a codo con su miedo, habla de todo lo que nos gusta y conmueve. Si tienen un rato y 18 euros, no se lo debieran pensar mucho.
1 comentario:
Pues debo de reconocer amigo Luis que yo sólo he leído la del Viejo que leía novelas de amor y luego le perdí la pista. Ahora, me fío de tu recomendación y tomo nota para hacerme con La sombra de lo que fuimos. Ya te contaré. Gracias por la pista y un abrazo.
Publicar un comentario