lunes, 2 de marzo de 2009

As crisis goes by

Un tema que me resulta apasionante es el potlach. Ya saben ustedes que es el nombre en clave que le dan los antropólogos para que no nos enteremos cuando alguien tira la casa por la ventana. Como ya saben ustedes me gusta inventarme nombres cuando el pelma no me mira. Siempre hay quien cree que no es un invento y goza con google; pero acuñar conceptos es algo más que ponerles nombre. En este caso me quiero acercar al postpotlach, a lo que queda después de que nos lo hayamos comido todo, cuando ya no resta ni una gota en los barriles, cuando el sexo duele y el deseo se embota y da nauseas. Léanlo en clave financiera, inmobiliaria, o simplemente vivencial. Incluso en la estrictamente amatoria. Ahora cuando se busca un último empujón para salvarnos y Obama, torero, cita a los lobbies desde los medios con su acento andaluz de Honolulu: Yo eztoy preparao, dice mientras hace una revolera antes de que llegue siquiera el aliento del toro. Y empieza cierto tufo a carabela ardiendo regresando, tarde, de hacer las Américas. En ese momento, vemos el pecio desde arriba, menos borroso que de costumbre, acostumbrados a mirar la ruina desde las atalayas del confort, considerando los abismos como parques temáticos, y nos resulta cada vez más familiar la imagen del desastre y el naufragio, hasta que descubrimos que el derelicto somos nosotros, nuestro país, nuestra vida, nuestro futuro.

Dicen que el origen de quemar las naves se debe a la decisión de Alejandro para buscar la lealtad de sus fieles. No me refiero al de las tiritas para el corazón partío y su infiel mayordomo lenguaraz. Fue otro Alejandro, el Magno, que de esa forma, incendiando los barcos que habían transportado a los soldados, únicamente dejaba abierta la vía de la lucha contra el enemigo, abjurando de la huida cobarde.

Y en algo parecido parece que está todo el mundo. Tanta seguridad queremos dar a la ciudadanía que mandamos mensajes bravucones con fondo de música de Casablanca,

You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.

Nos lo repiten una y otra vez, la crisis, como el tiempo, pasará. Y eluden subrayar la amenaza de que allí estaremos nosotros de nuevo, los mismos, hágannos caso, sigan confiando porque…

It's still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die
The world will always
Welcome lovers
As time goes by.


Nos han llevado a un punto sin escapatoria para que aceptemos la única solución. ¿La final? Todos esperanzados con el guía, el conductor que nos salve. ¿Lo traducimos al italiano? ¿Prefieren el alemán? Recordarán aquel chiste de la transición: “O nosotros o el caos” Y la masa enfebrecida gritaba, “el caos, el caos” “Da igual, también somos nosotros”

Y digo yo si será posible alguna otra salida. A lo mejor no hay nada que arreglar. Podemos aprovechar la semana fantástica de El Corte Inglés para ponerlo todo nuevo. ¡No es posible!, gritarán millones de voces. ¿Y si lo fuera?

Dediquen unos segundos al principio de la canción de Casablanca.

This day and age we're living in
Gives cause for apprehension
With speed and new invention
And things like fourth dimension.
Yet we get a trifle weary
With Mr. Einstein's theory.
So we must get down to earth at times
Relax relieve the tension
And no matter what the progress
Or what may yet be proved
The simple facts of life are such
They cannot be removed.


Son las estrofas que nunca les ponen ni les cantan, como si tuvieran algo que ocultar, ¿se imaginan que en realidad un beso fuera más que un beso? ¿Considerarán que nos oculten las cosas fundamentales? ¿Y si Ilsa se hubiera quedado con Rick?

Pero no, ellas se van siempre, los besos se envuelven en cartas de despedida y lo fundamental siempre cede ante lo posible. Por alguna razón, nos han enseñado a ser culpables y resignados y al final lo magno carece de importancia, pero, como no puede ser de otra forma, siempre nos quedará Alejandro, Alejandro Sanz: Vale, que a lo mejor me lo merezco, bueno…

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