martes, 17 de noviembre de 2009

La realidad aumentada

El otro día estaba revisando mis películas raras y di con una de Bellocchio, El diablo en el cuerpo, escandalosamente famosa por ofrecernos una felación real fuera del circuito pornográfico. Como entenderán lo escandaloso es salirse del circuito pornográfico y obsceno en el que nos meten. Pero vayamos a lo nuestro, ya que en la película podemos ver un juicio contra las Brigadas Rojas y como los brigadistas leen Corriere della Sera desplegando los brazos para proteger de las miradas a dos de sus miembros que se están poniendo cariñosos entre las rejas de la cárcel portátil que han montado en la sala del tribunal. El ardor guerrero de los brigadistas sube y los carabineros paradójicamente presos de temblor vaticano intentan impedirlo. Se conoce en psicología legal como arrepentimiento sexual a la fuerza o marcha atrás culpable. Pero los brigadistas erre que erre o efe que efe si lo dijéramos en inglés. La protagonista felatriz de la historia grita desesperada: dejadles que terminen, dejadles que terminen.

Esa compasión teleológica de la protagonista, me recordó el espíritu del Rajoy protomártir, previo al puñetazo en la mesa, -sí, ese que no hemos visto- que amparaba a su atesorador Bárcenas, a su Camps, a su Costa –en realidad a la de todos-, a los chicos de Esperanza, y a todos aquellos que estaban acabando con las partidas presupuestarias en provecho propio y, ya nos dirán, si del propio partido. Veía a Rajoy, a Cospedal gritando a la policía y los jueces: dejadles que terminen, por Dios, dejadles que terminen. Pero llegó Garzón y mandó a parar, interrumpiendo el desfalco continuado del Gürtel.

Y así parece por lo que se cuenta, que la historia de Correa coleaba desde hace años, allá en la prehistoria en la que Aznar presumía de su España, la que iba bien, a sabiendas de los tesoreros del Partido Popular, de la presidenta de la Comunidad de Madrid y de tantos otros. Un Aznar que parece conminaba a millonarios empresarios a mediar elecciones en país extranjero por yerno interpuesto. Te pones una orquídea en el ojal y te bailas un joropo, pero ese tipo no puede ganar. Doctrina Kissinger.

Como saben la muchachada popular está negra con el dichoso sistema SITEL. Lo compran por 10 millones de euros en 2001, piden que se instale en cada comisaría y pierden las elecciones a los pocos años. Los jueces y fiscales lo utilizan, pillan a sus ovejas negras haciendo de las suyas, y a un montón de manzanas dejándose pudrir por ellas y en ese momento dicen que el sistema es de lo peor que hay, que dónde vamos a parar, que en qué quedan nuestros derechos civiles y esa cantinela garantista y a favor del Estado de Derecho con la que Fraga, presidente fundador, nos ha estado martilleando los últimos cuarenta años, pero que por lo visto en los consejos de ministros franquistas se tomaba un descanso. Por la voz delicada, ya saben.

Pero tendremos que convenir después de este fin de semana, que el dichoso SITEL es terrible. Después de que apareciera esa nueva herramienta que cuenta los manifestantes, esa arma de observación masiva, que convierte a unos millones en meros miles, trocando el plebiscito en simple opinión, ahora aparece el SITEL. Por si era poco esperpento el devenir diario de nuestra vida política, el SITEL nos lleva al callejón del gato, como un caleidoscopio valleinclanesco que deforma e interpreta la realidad.

A ver si no es terrible que vayas en tu Seat Ibiza a llevar a los niños al colegio tan tranquilo, te apliquen el SITEL y aparezcas conduciendo un Ferrari California con una tratante de bolsos al lado, tipo suegra, y tus niños convertidos en pilotos de Fórmula 1 en los asientos de atrás. Después de confundir la opinión pública con el milagro de los paños y los trajes, después de que te cantaran el himno del 92 amiguitos del alma para siempre, después de verte a ti mismo muerto en una cuneta boca abajo, mientras esos socialistas de mierda te piden las cuentas boca arriba, vas tú como un rey de los de antes, recién afeitado y al salir de casa te administran el SITEL para hundirte.


He intentado documentarme sobre tan prodigiosa arma, pero no la tienen ni en el Corte Inglés; a pesar de mi pie maltrecho, intenté comprarla en la trastienda de un todo a 100, que no son chinos sino coreanos del norte, pero nada. Al fin di con ella por Internet. No es SITEL propiamente dicho, es una versión más de andar por casa, la hacen en Ibi, en la misma Comunidad Valenciana, y se llama LETI’S, un anagrama para disimular y hacerle la pelota a la princesa. Me la mandan por ocho euros más gastos en un discreto envoltorio que parezca Viagra y pase, por tanto, desapercibido. Di mi tarjeta y me acaba de llegar.

Después de unas simples pruebas, estoy en condiciones de decir que Camps, frente a cualquier evidencia, no pilotaba ese coche. Es todo cuestión de la realidad aumentada, un invento diabólico de los progresistas para hundirles y que los dos escalones de esta cuestión absurda que decía Camps que faltaban, se conviertan en la interminable escalera de Odessa hacia el desastre que le están haciendo padecer.

Y no tengo otro remedio que darle la razón a la Cospedal, a Rajoy y al estratega Trillo. Estás máquinas son producto del infierno. Te hacen ver lo que no es. Miren las imágenes que salen cuando dirijo mi recién llegada maquinita LETI’S a una foto normal de Camps en su coche.


¿A que ni siquiera le reconocen? Bueno pues yo les aseguro que es el mismísimo Molt Honorable President Camps al volante de un Ibiza de segunda mano comprado con lo que le sisa a su esposa en la farmacia. Lo demás son infundios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy no voy a hacer prácticamente comentarios sobre los chicos del Pin y Pon; me han dicho mis médicos (tengo de casi todas las especialidades) que no debo pillarme cabreos por culpa de estupidos, memos y otros especímenes, así que de momento tengo en cuarentena a los peperos, a los obispos, al papa y otros cuantos impresentables.

Lo que más me ha gustado de tu entrada es la imagen de tu maquinita LETI'S, que por cierto, me recuerda más al honorable Pujol que a éste "figura" de Camps "el marrullero".

¿Cómo van los huesos? espero que mejorando.

Abrazos

Leandro María dijo...

Joder con tus médicos ¿son anestesistas? La LETI'S me la voy a pedir por Navidad, aunque sea la de verdad, si mi mujer no se enfada. Y el pie pues sin apoyar y mi cuero te lo vendo para los colores de tu mapamundi.

Abrazos.