
Ya conocen ustedes la frase "luz y taquígrafos". Se la atribuyen a Antonio Maura aunque pueda formar parte del saber popular desde siempre y viene a reclamar transparencia en la cosa pública, así como constancia.
Ya hemos visto que no es así. Llega el presidente de la Cámara y en aras del buenismo que nos preside, se suprime y pelillos a la mar. Lo lógico sería exigir una rectificación y dar cuenta en el mismo lugar de la enmienda, pero no, se tacha y se acabó.
Y si los taquígrafos ponen tippex a las salidas de pata de banco de sus señorías, la Cámara en su conjunto vela la luz y se pronuncia sotto voce sobre los otros empleos de sus miembros.
Recordarán que el dictamen de la Comisión del Estatuto de los Diputados fue secreto. La sesión plenaria también fue a puerta cerrada y la votación igualmente secreta. Como en este país los secretos de sumario son titular de la prensa, el dictamen se filtró pero sólo los portavoces de los grupos parlamentarios deberían haber tenido acceso. Maravilloso. No solo piensan que los electores, los ciudadanos somos idiotas y que no estamos preparados para el conocimiento no bíblico, es que creen que hasta los propios representantes de los españoles no están del todo capacitados para saber que apenas un tercio de los diputados de la Cámara lo hacen en régimen de dedicación exclusiva.
Y yo me alegro de que no quieran ofrecerme tanta vergüenza. En algún otro sitio he propuesto la subida de los sueldos de los gobernantes y de nuestros representantes. Quiero que mis intereses estén defendidos por tipos por encima de la media, quiero que me dediquen su tiempo y no tengan que estar buscando por el barrio las manzanas más baratas. Una cosa es dar alguna clase en la Universidad, participar en tertulias, escribir artículos o pronunciar conferencias, pero de ahí a que representen a Shakira, a presidir una petrolera o a formar parte de consejos de administración de entidades financieras va un abismo. Y no es solo el dinero. Hay uno que tiene una pensión por invalidez permanente y absoluta pero es además alcalde de Don Benito. ¡Dios bendito! Me repito sin cesar si ese hombre no fuera inválido.
El que me presta la voz, y al que le ruego haga oídos sordos, obtuvo una beca de formación de personal investigador allá cuando el bisonte de Altamira olía a pintura. Hoy en día quien pretende ser investigador pide una ayuda, contrato en prácticas, que sólo se concede, como entonces, a un escasísimo número de entre los mejores currículos por tres años y con un sueldo de 1.100 euros, por aquel entonces 60.000 pesetas.
Actualmente si durante ese período el becario se casa, le conceden por error una hipoteca, considera que un hijo sería una buena idea y decide esforzarse aún más presentándose a una oposición de profesor de secundaria y pasando a trabajar como profesor interino a tiempo parcial por 900 euros, el Ministerio de Administraciones Públicas declarará ambas actividades como incompatibles a pesar de tener los informes favorables tanto del director del centro educativo, del proyecto de investigación y del propio Ministerio de Ciencia e Innovación como de ello informó El País hace nada. Espléndido.
Ahora el PSOE e IU quieren reformar el Reglamento para aumentar el contro

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