martes, 6 de octubre de 2009

Gaussdeamus igitur

La Unión Europea está preparando un programa para detectar en Internet conductas anormales. Los progresistas sin coderas se han lanzado a protestar por la pérdida de intimidad y por la resonancia orwelliana que tiene el proyecto. Permítanme una digresión fugaz, qué haría esta gente sin 1984 y sin el Emperador desnudo, porque no hay declaración, acusación o amenaza que no incluyan alguna de estas referencias ¿no han leído nada más? Este proyecto que dicen atenta contra los derechos humanos, está dotado con 10 millones de libras esterlinas. Otra digresión: ¿por qué tenemos que hablar con monedas escépticas en programas de la UE? Vuelvo. Y a mí lo que me aterra no es que me huelan la bragueta o husmeen en mis hábitos religiosos –ahora mismo no sé si ambas posibilidades constituyen redundancia- lo que me preocupa es saber a qué llaman conductas anormales.

Como buenos pacientes psiquiátricos que son, sabrán ustedes que el MMPI es un test de personalidad muy usado. También es relativamente antiguo ya que se construyó en los años 40 en la Universidad de Minnesota. Dispone de muchas escalas de valoración clínica, como depresión, esquizofrenia o para valorar tu rol sexual masculino/femenino. Tiene más de 500 ítems y una de las preguntas es si usted cree en Dios. La respuesta negativa puntúa en la escala de Paranoia. Dirán que ser americano en Minnesota y no creer en Dios no resulta muy saludable. Quizá. Pero a veces los análisis psicométricos multifactoriales o las ideologías de los analistas de ideas fijas mononeuronales promueven diagnósticos o suposiciones realmente perversas.

Y no me refiero a que arrodillarse en el suelo para hablar con un ser superior que le da consignas al penitente suponga necesariamente cierta insania mental, pero no hacerlo no debería acreditarse como parcialmente persecutorio.

Así, cuando unos padres acuden a revelar fotos de sus hijos, algunas de ellas mostrando la churrilla, a la cadena de almacenes más grande del mundo, la cajera más simple de la tierra, los denuncia a la policía más entrometida del planeta y los servicios de protección infantil más soplamingas del universo les quitan la custodia durante un mes. La cajera dedujo que unos padres que tengan fotos de sus hijos en pelota son unos abusadores y unos traficantes de sexo con menores. Lo normal. Como pasó en Arizona, esas fotos les reportarán una pasta, ésta sí insana, a los potenciales pederastas, reconvertidos en simples padres, con fotos de vacaciones aburridísimas, pero no deja de alertarnos sobre el mundo tan mentecato que estamos construyendo.

Porque descubrir conductas anormales no estaría mal, siempre y cuando eso de anormal gozara de la máxima aceptación de la sociedad, pero ni siquiera sería un criterio válido. Hace nada los anormales eran lo que ahora llaman discapacitados psíquicos, pero también anormales eran los homosexuales y posiblemente a todos aquellos a los que les gustara jugar al bádminton. A fecha de hoy sólo quedan los del bádminton. En cualquier caso una vez identificados, cautivos y desarmados, qué se hace con esos sujetos que ostentan conductas anormales. Porque el sistema judicial está como para meter también las sospechas y las desviaciones de la norma en su proceso digestivo de herbívoro aburrido. Si la desinstitucionalización vació los manicomios en los ochenta, las cárceles están masificadas, qué vamos a hacer con estos nuevos predelincuentes. Porque no tener solución es el primer problema.Quizá toda la pasta que se llevan esos programas de reconocimiento óptico de caracteriales podría utilizarse en la escuela, porque es en las fases tempranas de la evolución individual, cuando se forjan los grandes desastres y se templan las grandes defensas ante este mundo extraño y hostil.

La derecha ricachona y vivaracha lo ha entendido muy bien y adoctrinan desde chiquitines a sus cachorros ¡córcholis, qué cantidad de cehaches tienen! De ahí su comprensible odio a la educación para la ciudadanía. La interferencia es la interferencia. En su particular formación de la muchachada buscan colegios, clubes universitarios, colonias y campamentos que cincelen su espíritu comme il faut. Me cuentan que en discotecas de Madrid como Pachá o But, las sesiones sin alcohol de la tarde terminan brazo en alto -sí, sí, como en el criticado Rodiezmo de León pero en fascista- cantando El Imperio contraataca de Los Nikis. Para seminaristas y encarcelados, Los Nikis son un grupo de la movida madrileña de hace casi treinta años, considerado como Los Ramones españoles, que hacía rimar posesiones con borbones y que en esta canción preconizaba, posiblemente con ironía, la vuelta a nuestro imperio. Por lo visto en la estrofa de //solo se juega al cinquillo//y la moda es el rojo y amarillo.//uououo...//Seremos de nuevo un Imperio… se ponen todos los niñatos a levantar el brazo con su polo nuevo bordado en rojo un día de estos en alguna franquicia de La Retoucherie, mientras la discoteca despliega banderas españolas.


Así que fíjense si queda camino para adiestrar ¿vendrá de hacer de derechas? a esta panda que ha descubierto en los DJs a sus nuevos guías y ven en la mesa de mezclas un nuevo púlpito de conversión.

Porque si el badajo de Gauss ofrece la línea que separa a los normales de los anormales, debemos saber que los anormales son tantos, que van a hacer que lo aberrante parezca normal. De esta forma alguien puede pensar que lo normal es tener dos contabilidades deletreadas con A de Alicante y B de Barcelona, o lo normal es sacar siete millones de euros del banco en billetes de 500, o que uno pase por la farmacia de la esposa a llevarse la caja para irse a Madrid a hacerse trajes, o que uno tenga cara de idiota y hable con voz de imbécil. Uno puede pensar que eso es lo normal. En realidad no tiene que pensarlo, basta con leer algún auto judicial para estar convencido, o las declaraciones de algunos padres de alguna patria u hojear algún periódico o escuchar alguna radio para darse cuenta que el anormal es uno. Y no crean que soy sectario, acabo de poner otra de Los Nikis. Dice así: el agua es más caliente de lo normal//sospecho cuál es la razón//juro por mis muertos no volver jamás//no vuelvo a ir a Benidorm.

Chim pun.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero dejarte un comentario pero créeme, tu prosa me ha dejado sin palabras... solo puedo añadir "olé!" (q como no rezo, ni creo y encima soy republicana, lo mismo me investigan por anormal- el "olé se encuentra dentro de la campana de Gaus, verdad????-)
Besos
Derribandomuros

Leandro María dijo...

Me leiste el pensamiento. Te leí ayer y distribuí tus videos drogotas. La verdad es que lo de reconocimiento óptico de caracteriales lo escribí pensando en ti, sabiendo que sólo tú lo entenderías.
Un beso,

derribandomuros dijo...

Si es que estamos intercomunicados... lo mismo estamos salvados. Pensando que somos muy anormales y mira por donde, lo mismo estamos dentro de los normales!!
:-)

Anónimo dijo...

Cuando he leído tus reflexiones acerca de las "conductas anormales" me ha venido a la cabeza una vieja canción de Silvio Rodríguea, "El hombre extraño", cuya letra comienza así:

"Era extraño aquel hombre,
o por tal lo tomaron,
porque besaba todo
lo que hallaba a su paso.
Besaba a las personas,
al perro, al mobiliario
y mordía dulcemente
la ventana de un cuarto."

¿Quien pone los límites a la normalidad? Dsesde luego la Iglesia y la Derecha, se ponen de los nervios cuando oyen hablar de sexo y "educación" libre.

Como verás ya estoy de nuevo en acción.

Saludos Luis

Leandro María dijo...

Ya te veo listo y dispuesto.

Saludos cordiales más que nunca.