
Pero, qué quieren, soy incapaz de mostrar simpatía por estos dos borricos que, sorprendentemente, son representantes del pueblo español. Y el problema está en que Pedro Castro se hizo una pregunta retórica sin saberlo y se contestaba a sí mismo: la gente listilla de los huevos o tonta de los cojones sigue votando a la derecha porque en la izquierda ha

El comentario de Castro debería haber quedado en el desahogo de una partida de dominó después de que te ahorcaran el seis doble, y siguiendo con los ahorcamientos, a Tardá habría que decirle mi versión modificada de Chamfort, Quiero ver al último Rey colgado de las tripas del último cura empalado con el último nacionalista.
Al final es lo que queda, fuera la monarquía, fuera los curas, fuera los nacionalistas. ¡Qué maravilla de país! ¡Qué ahorro para los bolsillos y para las cabezas!
Pero como no va a ser así, yo me tengo que preguntar solemnemente ¿por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota?
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