sábado, 28 de febrero de 2009

Déjeme a mí que yo de esto entiendo

El otro día vi la entrevista que la pareja actual de Piqué y jefa de los servicios informativos de Antena 3 le hizo a Zapatero. He ampliado su currículo porque no sé muy bien en calidad de qué le hizo el interrogatorio, subida a unos Jimmy Choo de 12 cm. que cuestan más o menos lo que una cacería gratuita de esas que obligan a algunos a dimitir. Si la vieron estarán conmigo, que fue sosa, por más que Gloria Lomana estuviera dispuesta a casi todo, incluso a ilustrar las palabras de Zapatero con Audis 8 enormes y caros, utilizando esas técnicas de asociación de ideas que aprendió leyendo el bestseller Tu también puedes ser psicólogo y que ya le costó el puesto en RTVE. Lomana convirtió la cita en un especial Bermejo y el buenismo del presidente no dio para más.
Pero el gran momento de la noche acaeció cuando Lomana preguntó por la instauración de la pena de muerte. El marido de Sonsoles no estuvo rápido para decir que de un lapsus como ese: accidente/atentado ¿recuerdan?, vivió el Partido Popular, la COPE y El Mundo durante meses. Lomana rectificó, claro y Zapatero arguyó problemas técnicos de la Constitución para no poner cadena perpetua. ¿Necesita la conciencia de ZP una ITV? ¿Hay que homologar de nuevo el programa socialista? Como se legisla a golpe de impresiones, sustos y sobresaltos pues se dicen cosas como esa.

No soy un Carta Magna victim, pero cuando me roban el Penthouse del buzón, me leo cualquier cosa y creo recordar, que las penas llevan incorporadas cierto afán por la reinserción de los presos, algo así como que no vale el castigo por el castigo, sino que la reeducación es necesaria para que el sujeto pueda volver a vivir en sociedad.

Poco hay que decir del deseo de esos padres para con el asesino. Si yo fuera el afectado no pediría cadena perpetua, exigiría pena de muerte en la hoguera tras haberle arrancado lentamente la piel a tiras, porque lo único que me quedaría sería la venganza y poder ver sufrir a ese despojo humano y la suposición de que a mayor sufrimiento mayor satisfacción. Tu dolor es mi bálsamo.

Lo que pasa es que este largo asunto de las civilizaciones ha llevado a que los Estados no pongan a las tripas a pensar, ni dejen a las víctimas decidir los castigos y tras muchos sesudos debates parece que las cosas van por otros derroteros. No tiene sentido pues que cada vez que algo suceda, por execrable que sea, uno modifique años de análisis morales.

Y encima de todo, ni siquiera es cierto. Países de nuestro entorno con cadena perpetua formal, obtienen tiempos de encarcelamiento medio, menores que en España. En todos esos países existe la revisión de la condena. Y, en la práctica, en España se puede llegar a condenar hasta por 40 años sin redención de la pena. Actualmente únicamente un 11% consigue la libertad condicional y un 75% cumplen con su pena sin que poco a poco se reincorporen a la sociedad, lo que supone manejar mal las herramientas que tenemos. Como detalle sepan que en Alemania la cadena perpetua dura de media 19 años.

Ya escribí contra esta práctica de Zapatero de recibir visita. La prensa dice brutalmente asesinada. Quizá me he perdido algo, quizá no fui a clase el día que explicaron finezza, pero no sé si se puede ser gentilmente asesinada. No sé qué criterios utiliza nuestro presidente para recibir a estos padres y no a los que un camión se llevó por delante la motocicleta de su hijo, los que perdieron a su nena en un error médico. ¿Sufren menos estos padres? ¿Es que no se puede legislar un poco más contra los conductores borrachos? ¿Es que no podemos convertir la mala praxis en delito de lesa majestad? Si queremos claro que podemos.

Pero tenemos a unos señores en un par de cámaras que creo tienen atribuidas las funciones legislativas. Bien, ignorémosles. Que nuestro presidente haga los honores.

Eso es, en La Moncloa, después de su manifestación. A las 20 horas. Pongamos la máxima pena a 50 años. ¿Una pastita? Claro que con la esperanza de vida actual nos va a saber a poco. Venga 60 años. No, mejor 75, por si acaso. Por cierto, no sé si le he acompañado en el sentimiento. ¿Más te?

Dirán que frivolizo con cosas serías. Me gusta más lo de sarcasmo. ¿o no lo es el paseo por las televisiones de esos padres y esos amigos? ¿o decir que el pueblo español quiere la cadena perpetua? Tan directa hemos hecho la democracia que por lo visto a mi ya no me representa algún diputado por Madrid, que las funciones se las han quedado los padres agraviados o los obispos o todos esos que quieren que su razón sea superior a la mía en un alarde de victimocracia que tan bien explota el PP.


¿Dejamos que los plazos de interrupción del embarazo los fije el descuidado tipo que no se retiró a tiempo? ¿Dejamos que las penas por violencia doméstica las establezca el que lleva tatuado en el brazo Mía o de nadie?

Solo me pregunto si en la soledad del piso del asesino, intentando volver a salir con ella, forzando un beso o inquiriendo por un nuevo novio, la cifra de 20, de 40 o de 70 años pasó por la destartalada cabeza de ese tipo. Ya suponen ustedes que yo no estaba allí, pero apostaría algo a que la capacidad de cálculo del sujeto es limitada, pero quizá sea posible que alguien crea que los asesinos, los pederastas, los violadores sacan la calculadora, etiquetan el delito con criterios de fiscal, valoran las atenuantes y las agravantes, las posibilidades de redención y actúan según el resultado de la pantalla.

Quizá la lectura final sea que si no somos capaces de anticiparnos al delito, hagámosles que se pudran en la cárcel. La doctrina del único error. Aprovechando los cambios que traerá el proceso de Bolonia siempre podemos unificar los estudios de Derecho con los de corte y confección. Sutilezas las justas. España lo demanda.

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