sábado, 13 de diciembre de 2008

Las esencias

Son tiempos en los que el mundo se derrumba y nadie te asegura nada, no te puedes fiar ni de El Caserío. Hasta la fábrica de quesos ha planteado un ERE, ese sistema de despido a plazos que suena suave al pronunciarlo pero desastroso al vivirlo. Lo que se estará riendo la vaca.

Pero como ejemplo de lealtad a sus principios, el Vaticano que, como regalo de Navidad ha pedido a Papa Noel -ellos lo escriben sin acento- que la inseminación sea en el seno del matrimonio. No sé si ponen como requisito que estés casada con un ginecólogo y que para procrear, en lugar del pijama, se ponga la bata blanca, o que sea necesario simplemente estar casada como Dios manda para que deje de ser pecado el artificio de la inseminación. Debe ser una reclamación a la SGAE que hizo el arcángel aquel, pidiendo derechos de embarazo por imposición de manos, procedimiento inventado por él, cuando lo normal suele ser con otros apéndices.

Aunque la hija del presidente de la República que les da cobertura se vaya a casar con el padre de sus dos hijos. Él fue primer bailarín de la Scala y cuando dicen que dio el braguetazo todo el mundo pensaría otra cosa. No es el caso. Ella es riquísima.


Si se fijan esta Marina Berlusconi tiene un puntito Ana Botella, con un cruce con Ana Belén. Pero la delatan los pómulos y la pechera al viento, y esos puños varoniles de buen popelín.

Nada que ver esa imagen de modernidad con la de Betty Page, que acaba de morir y que formó, y forma, parte de la imaginería BDSM y a la cultura leather que tan poco tiene que ver con Ubrique. Viene a estas páginas porque en su juventud fue maestra y nos lo enseñó casi todo y porque, a diferencia de otros, ésta sí lo dejo todo atado y bien atado.


Y les dejo porque Betty me ha recordado que tengo que poner el arbolito ahora que el plasta no me ve, que si no me da la murga con los ritos paganos y las idolatrías y ya tenemos montado el belén otra vez.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Entre Getafe y Cornellá

Si fuera por el corporativismo que nos invade, estas palabras serían de defensa del Alcalde de Getafe por decir eso de ¿por qué todavía hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha? Al fin y al cabo es bajito y feo como yo, y eso, señores, une bastante, incluso mucho diría yo. Pero es una lástima que no sea tan gremialista, tan cartagenero como para jalear a Pedro Castro. Además debería respaldar también al primario Tardá, Bono dixit, por aquello de ¡Viva la República, muerte al Borbón! que más allá de la fórmula exterminadora, encierra el deseo de regreso del sistema que nos robaron tantas veces.

Pero, qué quieren, soy incapaz de mostrar simpatía por estos dos borricos que, sorprendentemente, son representantes del pueblo español. Y el problema está en que Pedro Castro se hizo una pregunta retórica sin saberlo y se contestaba a sí mismo: la gente listilla de los huevos o tonta de los cojones sigue votando a la derecha porque en la izquierda hay gente como él y como el diputado de ERC. A Castro le seguirán votando los incombustibles y su familia, pero ni un solo voto habrá arrancado de esa grey de derechas que mencionaba en su exabrupto y lo de Tardá fue de tan consumo interno, que es posible que ni siquiera le ofrezca réditos en su propio partido.

El comentario de Castro debería haber quedado en el desahogo de una partida de dominó después de que te ahorcaran el seis doble, y siguiendo con los ahorcamientos, a Tardá habría que decirle mi versión modificada de Chamfort, Quiero ver al último Rey colgado de las tripas del último cura empalado con el último nacionalista.

Al final es lo que queda, fuera la monarquía, fuera los curas, fuera los nacionalistas. ¡Qué maravilla de país! ¡Qué ahorro para los bolsillos y para las cabezas!

Pero como no va a ser así, yo me tengo que preguntar solemnemente ¿por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota?