sábado, 8 de mayo de 2010

Extractores de capital

La fe sigue atacada por fuerzas desconocidas. Parece que van a prohibir los últimos escapularios de muñeca. Sabrán que se anunciaban como un equilibrador del organismo de propiedades maravillosas: "un holograma de Mylar en el que ha sido almacenada una frecuencia procedente de materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para nuestro cuerpo". Cuesta treinta y tantos euros y la gente va y lo compra. Luego dicen de nosotros que somos compradores sofisticados. Menos mal que en Facebook ya han abierto un grupo que llaman al producto “detector de retrasados”, otra carga de profundidad contra el trabajo de los psicólogos.

Se sabe que Rajoy ha querido regalarle uno a Zapatero, pero por lo visto, éste no lo ha aceptado. Fue lo que pactaron el La Moncloa. Por el contrario el lehendakari López lleva una, al igual que nuestro vicepresidente autonómico González. El secretario general de los socialistas de Madrid se peleó con Blanco por una de ellas. Dicen.

Los inventores cuentistas dicen que “hay frecuencias que reaccionan negativamente con el cuerpo, pero otras lo hacen positivamente. Hemos descubierto cómo meterlas en un holograma que, en contacto con el cuerpo, te proporciona equilibrio, fuerza y flexibilidad". A sabiendas de que el 30% de los chavales no supera la ESO y que uno de cada tres alcaldes no ha acabado el bachillerato, utilizan las palabras holograma y frecuencia y, claro, el asunto es definitivo.

La empresa comercializadora se autodenomina tecnológica y algo de técnica tiene que tener cuando la pulserita cuesta 1 euro y se vende por 35. Aunque han salido muchos imitadores, la Power Balance original ha vendido más de 300.000 unidades. Estas mismas empresas tecnológicas les cuesta la comunicación electrónica, porque dicen que esperan que les manden desde Estados Unidos los estudios confirmatorios.

Recordarán ustedes las pulseras de cobre que hicieron furor hace veinticinco o veinte años. Las farmacias las vendían ¡y las recargaban! a todos aquellos tipos con cardenillo en sus muñecas.
Pero ahora el descaro es significativo, dicen que no perjudica y beneficia a la imagen (¿?) Y eso ayuda al cuerpo. Es posible. Quizá tenga propiedades ignífugas y sea al de bomberos. Otros, por el contrario, no se cortan, y afirman que combate las células cancerosas y mantiene la juventud.
Hay médicos por ahí, que pegan diferentes piedras semipreciosas a diapasones convenciendo a sus pacientes que las distintas resonancias alivian diferentes patologías. Ejercen, tienen consulta abierta al público, quizá el Colegio de Médicos debiera hacer algo.

Pero todo esto me lleva a pensar si los Standard&Poor’s de turno no son un poco vendedores de pulseritas. Seguro que las camisas son de popelín y los gemelos son genuinos y no simples cubrebotones, pero quizá nos consideren también retrasados y quieran asentarse en esta gobernanza de las agencias calificadoras, manejando el mercado a su conveniencia, o peor, a su ignorancia.
Standard&Poor’s y Moody’s son las dos principales agencias y tuvieron orígenes paralelos e incluso cruzados. Uno de los dueños de Moody’s es Warren Buffett a través de la corporación Berkshire Hathaway, que también controla Coca Cola, American Express o el Washington Post. Y como saben, Standard&Poor’s tuvo su origen hace 150 años, tras el rápido progreso de los mercados de capital privado y el desarrollo de la red de ferrocarriles. Henry Varnuum Poor compiló los datos sobre las operaciones financieras de la construcción de la red ferroviaria americana y ya con sus hijos edito un manual, de actualización anual de esas mismas operaciones, hasta que en los ’60 fue comprada por McGraw-Hill.

No es que lo diga yo, es que el multiPulitzer Thomas Friedman's ya lo dijo hace 15 años y que en traducción apresurada más o menos dice: Hay dos superpoderes en el mundo. Están los Estados Unidos y las Agencias de Calificación. Los Estados Unidos pueden destruirte lanzándote bombas y las Agencias bajando tu calificación. Y créanme, a veces no está claro quién es más poderoso.

Y ya el Senado americano advirtió, tras la debacle del inicio de la crisis, que tanto Moody’s como Standard&Poor’s, que recibían importantes comisiones de los bancos, generaron niveles de confianza poco aconsejables para bonos de alto riesgo.

¿Qué es lo que pasa? Que las agencias al ser selectivas, determinan, más allá de la dinámica empresarial, el curso del mercado. Con lo que la famosa mano invisible cobra forma, el capitalismo se hace corpóreo ...y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Y ahora Standard&Poor’s determina el curso de la Unión Europea con sus calificaciones del riesgo país o los consiguientes bulos que lanzan los especuladores para ganar dinero. Identicos medios para idénticos fines.

¿Saben algo? A mi eso de Standard&Poor’s me recuerda sobre todo a la marca S&P con la que comparte anagrama, pero la nuestra es una muy digna empresa fundada en Gerona por Soler y Palau hace 60 años. Y si se fijan bien, esta empresa fabrica aparatos de extracción industrial, pero la mayor parte de ustedes habrá visto la marca en esos retretes mugrientos de bar de estación y aledaños, estampada sobre ventiladorcitos de esos mingitorios sin ventanas que esparcen hacia el mundo las miasmas que desechamos. Y ahí es dónde la naturaleza imita al arte y coinciden las iniciales, entendiendo la agencia como un molinillo de mierda que juega a repartirla para beneficiar al mejor postor. Es sorprendente que quien tanto falló, se permita seguir hablando desde el atril de la superioridad y del conocimiento. Y seguro que ni siquiera necesita la ayuda de la pulsera de Power Balance.

Acabo. Esto que les he contado ha tenido dos fases de elaboración. Pero ya no me dejan más tiempo. Me han dicho que tengo que cambiar mis hábitos. No estresarme. Pensar en el mundo con ópticas diferentes y tomarme la vida de otra forma. El domingo pasado tuve un infarto. Como pueden suponer la cosa fue bien, o mal si recapacitan en lo dicho, pero los hemodinamistas me dieron otra oportunidad. Quizá tengan razón y uno debe dejar de leer los periódicos y ver los noticiarios, incluso debiera uno dejar de rumiar ideas, que pensar nunca fue bueno. Así que tendré que dejar las grasas, la sal, los dulces y el alcoholazo, pero qu no me pidan que deje de ser el escorpión sobre la rana que vadea el río, porque aunque exista otra vida, con su camisita y su canesú, yo sólo sé estar en ésta que quiero compartir con ustedes.