sábado, 22 de enero de 2011

En defensa de la política

Quizá les haya llegado un panfletillo por correo electrónico encabezado como La denuncia silenciosa. Por si acaso no son consumidores, se trata de una lista de las cosas que exasperan a la ciudadanía y que hacen mal los políticos. Desde el famoso Piove? Porco Governo, es ya un clásico el despotricar contra los políticos, también conocidos como hijos de mala madre. Merecido lo tienen, dirán. Y seguramente dicen bien. Pero también acertarían si en lugar de políticos pusieran camareros, médicos, jueces, periodistas, fontaneros o factores de Renfe. Me imagino que están al tanto de esos que detrás de la barra te interrogan con la barbilla y si permaneces en silencio te increpan ¿Qué qué quieres? como si no les hubieras entendido y además te conocieran de toda la vida, o aquellos con bata blanca que te hacen esperar una hora en la antesala porque su tiempo es mucho más importante que el tuyo o esos con ropones negros jugando a un Dios que sí existe, persiguiéndose entre ellos o escurriendo el bulto tras la Secretaría de su juzgado. Qué decir de los plumillas que con dificultad hacen concordar los géneros y el número o tantos otros oficios que no actúan con saber y diligencia. Pero la crítica a los políticos es la mayor parte de las veces ad hominem dando por cierto que todos los políticos son unos hijos de puta. Porque lo dicen así, sin cortarse, luego añaden lo de chorizos y ladrones para construir tan complejo arquetipo. Como sabrán suelen aceptar como corolario, que ellos, los maledicentes, no son de ningún partido y que todos los políticos sean del signo que sean, son representantes de los atributos expresados.

Bueno pues el pasquín mencionado está lleno de datos para uso y disfrute del tiro al político. Desde un sentido puramente formal, no parece razonable ser tan crítico con 80.000 personas, que es la cantidad de políticos que existen según el libelo, y ser tan poco cuidadoso en la confección. No hablo ya de las repeticiones de párrafos enteros, como si fuera necesario poner más cosas para abultar la crítica, o el comparar cantidades brutas con netas o tomar las excepciones como norma y mezclar números actuales con cifras antiguas. Hablo directamente de falsear los datos. Decir que Zapatero carga sus gastos vacacionales a los presupuestos y viaja con 100 personas, pretende alumbrar la idea de que nuestro presidente mete a toda la familia de Sonsoles en un crucero y se hacen un Corfú por la patilla con el all inclusive a nuestra costa, cuando la mayor parte de esas personas son del servicio de seguridad que cualquier presidente de gobierno está obligado a tener en el mundo. O meter a Rato en el bullicio por lo que cobraba hace 5 años o lo que le paga el FMI de forma vitalicia.

Pero también vale simplemente mentir, decir que en EE. UU. se declaran los regalos y aquí no, es mentira. Los regalos que recibe el rey van directamente a Patrimonio y lo mismo sucede con presidencia del Gobierno. Hay normas escritas que lo regulan. Y mentir es meter en el mismo saco las potenciales prebendas que tienen los servidores públicos con los delitos que algunos cometen. Podrá ser discutible que los requerimientos de cotización para la bendita pensión no sean los mismos, seguro que es éticamente dudoso que se pueda recibir más de un salario del erario o que existan más coches oficiales de la cuenta, pero en modo alguno tiene eso nada que ver con que un tipo se gaste el dinero en putas y en cocaína que es un delito y por el que tendrá que pagar. Que Botín tenga un despacho de 120 metros podrá ser opinable, pero cuando Mario Conde se llevó la pasta fue un delito al que se le aplicó el código penal. ¿Se puede decir impunemente que todos los banqueros son unos cabrones? Sé que el asunto les excita y se les está cayendo la magdalena del desayuno olvidada por Proust, pero una cosa es la barra del bar y el exabrupto desde la ventanilla de un coche mostrando nuestro nivel de civilización y otra querer hacer pasar por ensayo riguroso una bazofia propia de las nuevas TDT. Ser cabal en algunas críticas no hace cierto el argumentario completo. Decía Brecht que Para ganarme el pan, cada mañana voy al mercado donde se compran mentiras. Lleno de esperanza me pongo a la cola de los vendedores. Pero no todos son Brecht. Si quieren una proclama distinta háganse con Indignez Vous! De Stéphane Hessel, un resistente de la Francia ocupada de 93 años



Aznar está en su perfecto derecho de cobrar por su presencia en el Consejo de Estado. Es un ex presidente de nuestro gobierno que debe tener el máximo reconocimiento y es detestable que se quiera ignorar la contribución de los que ocuparon las más altas posiciones. Y por ello deben cobrar. Y tan perfecto es ello como renunciar a ese sillón por otro que le hayan ofrecido. De hecho es envidiable que en estos tiempos se pueda elegir. Si tenemos el derecho de crítica con nuestros gobernantes y el máximo poder de echarles del gobierno cuando nos mienten, es inmoral negarles sus propios derechos, el derecho a su seguridad, a la de su familia, o el derecho a obtener la mejor remuneración posible. Aznar no puede ser criticado por aceptar un puesto con Murdoch o por escribir bazofias a la juventud española y a la vez por renunciar a su puesto en el Consejo de Estado. Una cosa es tener arcadas con su discurs de ayer y otro vilependiarle por lo que la ley dice que es justo. Ya saben, abomino de lo que dices, pero daría mi vida por defender tu derecho a decirlo.

Atacar a los políticos es una estrategia desde siempre de la derecha cuando se disfraza de ácrata y de antisistema, porque ha sido la política la que ha permitido que los derechos civiles se asienten. Tras el Estado de Derecho está la Política. Atacando a la política defendemos los totalitarismos, defendemos el desinterés por la cosa pública, dejamos que otros muevan los hilos, nos rendimos. Y tras nuestros brazos caídos estarán ellos, convenciéndonos de que todo da igual y que miremos a otro lado.


En modo alguno todos los políticos son iguales, como tampoco lo son aquellos otros que tras el mostrador aguantan tu rollo, tu mal humor o tus dudas cuando no sabes ni qué tomar, ni tampoco esos con pijama verde que se esfuerzan por reconstruir tu humanidad casi perdida entre los hierros de un coche, ni los que tratan de atizar la tea de la justicia contra viento y marea para hacer esta sociedad mejor dejándose de puñetas, o los informadores que se juegan la vida para que sepamos más y tantos otros que cada día se lo curran, tratando de dar lo mejor de sí mismos. Así es la mayoría de los políticos, como así es la mayoría de nuestros conciudadanos. Podemos ponernos la chaqueta pesimista y mirar desde la pesadumbre lo terrible que es todo y, por supuesto, que siempre lo han hecho los demás.

Mola esa distancia, se llama dandismo social, pero por mí pueden ir a hacerse una colonoscopia. Una detrás de otra.